spanish Vaierá 2013

La grandeza de un maestro – y la enorme pérdida de no tenerlo más

 

La Parashá de esta semana comienza con nuestro Patriarca Abraham sentado en la entrada de su carpa, a los 99 años, con tremendos dolores del tercer día a su Berit Milá. Di-s no desea que Abraham tenga que esforzarse recibiendo huéspedes bajo semejantes dolores, de modo que incrementa el calor usual de los rayos solares para que la gente permanezca adentro y, consecuentemente, no hayan transeúntes. Todos permanecen adentro. Di-s mismo visita a Abraham, cumpliendo Él mismo el precepto de visitar a los enfermos, Bikur Jolim. De pronto, Abraham divisa tres hombres a la distancia; tres hombres que aparentan ser ismaelitas, gente simple. Ellos son, de hecho, ángeles vestidos como seres humanos. (Aparentemente Di-s le envió a Abraham los ángeles disfrazados de ismaelitas, puesto que la ausencia de huéspedes también le causaba dolor.) Abraham no podía soportar ver a hombres pasar por su casa y no invitarlos. De modo que, en medio de la visita Divina, se disculpa y pide permiso a Di-s para ir a atender por unos instantes a sus probables huéspedes.

¿Cómo pudo hacer algo así? Estaba en medio de conversar con Di-s… מקבל פני שכינה, ¡y ese es el propósito de las mitzvot: acercarse a Di-s! (מצווה מלשון צוותא, la raíz de la palabra mitzvá proviene del vocablo unión o juntos.) Abraham ya había logrado el propósito, ya estaba hablando con Di-s; y no sólo Lo abandonó, sino que corrió hacia sus huéspedes, dándole la espalda a Di-s.

El Talmud (Shabat 127a) nos enseña גדולה הכנסת אורחים מקבלת פני שכינהLa mitzvá de recibir huéspedes es más grande aun que recibir la Presencia Divina. Y esto Abraham bien lo sabía. ¿Cómo? Pues estaba tan cercano a Di-s que instintivamente sabía que para acercarse a Di-s uno debe emular Sus conductas. Como lo cita Rashí (Devarim 13,5) sobre el versículo ולדבקה בוapegarse a Di-s – que el modo de acercarse a Di-s es emulando Sus caminos, copiando Sus conductas y modalidades. No hay forma de acercarse a Di-s mejor que esta, pues la persona fue creada a imagen y semejanza de Di-s, y así como Él es Misericordioso, también nosotros debemos serlo. Así como Él se conduce con gracia, también nosotros deberíamos hacerlo. Esta es la forma de conectarnos con Di-s. Conectarse con Di-s de este modo crea una proximidad aun mayor que la que existiría en una visita de Di-s a nuestro hogar.

Más aun, además de haber sido creada a semejanza Divina (צלם אלוקים), cada persona posee en su interior una parte de Di-s, חלק אלוקה ממעל. Cuando Abraham obtuvo el permiso de Di-s para correr a recibir a los huéspedes, estaba de hecho corriendo hacia la Shejiná, la Presencia Divina dentro de la otra persona. Pues toda persona, incluso un ismaelita, posee en su esencia una parte de Di-s. A Abraham no le importaba si la otra persona era rica o pobre, sabia o ignorante, famosa o desconocida; él veía la Divinidad en cada persona. Y así es como recibía a sus huéspedes. Él se conectaba profundamente con ellos, reconociendo y dirigiéndose a su צלם אלוקים. Él no hacia los movimientos del hospedaje así nomás, sino que los hacía con un genuino respeto.

En la Parashá de la semana encontramos alguien más que invitó huéspedes a su casa: Lot, hermano de Sará y sobrino de Abraham. Al observar de cerca ambos casos, es posible notar el contraste entre ambos. Lot había aprendido el hospedaje de Abraham Avinu, pero no por eso creía en este concepto del צלם אלוקים. Pues de haberlo creído, no hubiera sido capaz de vivir en Sedom donde los habitantes eran tan crueles con los demás. Vemos cómo Lot invirtió una gran medida de auto sacrificio para recibir huéspedes en Sedom, a tal punto de poner su propia vida y la de sus familiares en riesgo para recibirlos. Aun así, esta actitud no le acreditó suficiente mérito para salvarse la vida y ser exceptuado del decreto de exterminio que recayó sobre Sedom. Sino más bien, como Rashí lo expone en el versículo ויזכור אלוקים את אברהםY Di-s recordó a Abraham (19,29), Lot se salvó de la destrucción de Sedom sólo por el mérito de su silencio varios años antes. Antes de llegar a Egipto, Abraham le había pedido a Sará que declarara frente a los egipcios que era su hermana y no su esposa. Si Lot hubiera revelado la verdad a los egipcios, Abraham se hubiera encontrado en un grave peligro. Lot fue recompensado por este silencio, mas no por su sacrificio al recibir a los huéspedes en Sedom. ¿Por qué?

El Maharal contesta que Lot aprendió de Abraham solamente los detalles físicos, técnicos y exteriores de la hospitalidad, no lo esencial y lo verdadero. Podemos notar esta diferencia en la palabra que alude a los huéspedes: en el caso de Abraham la Torá los llama “אנשים – personas”, mientras que en el incidente con Lot los llama “מלאכים – ángeles”. ¿A qué se debe este cambio de vocabulario, si se trataba de los mismos huéspedes? La respuesta es que Abraham recibía con generosidad a cualquier persona que por algún motivo se había detenido en el desierto, por más simple que fuera. Lot por su parte también brindaba un servicio de cinco estrellas, pero sólo para ángeles, para personas importantes. Esta clase de hajnasat orjim, hospitalidad, no era una mitzvá que lo ameritaba a tal punto de ser salvado del decreto de exterminio de sus compañeros, los habitantes de Sedom.

Hay algo más que debemos notar: si bien Lot fue sumamente diligente en su hospitalidad, cuando los habitantes de Sedom amenazaron con destruir la puerta de su casa y llevarse a los huéspedes, Lot enfrentó a la furiosa muchedumbre tratando de apaciguarla y ofreciendo a sus dos hijas comprometidas. “Hagan con ellas lo que quieran, pero dejen a mis huéspedes en paz”. ¿Cómo pudo Lot hacer una oferta tan inhumana sólo para salvar a sus huéspedes? ¿Dónde estaba su escala de valores? La respuesta es obvia: Lot vivió con Abraham durante el período de su esterilidad. Lot aprendió de Abraham todas las técnicas de la hospitalidad, pero no tuvo la oportunidad de observar una sana relación padre-hijo en el hogar de Abraham. Al no tener un maestro digno, aun las buenas acciones que uno realiza pueden ser hechas con una incorrecta proporción. Sin un maestro, la persona puede incluso sacrificarse con sus mejores intenciones, pero a la vez errar completamente en otros varios contextos de la vida.

El mundo acaba de perder a una gran persona: Jajam Ovadiá Iosef zt”l. Él fue el maestro y mentor principal de muchísimos maestros de nuestra generación. Yo estuve allí presente, en Jerusalén, en las calles de Gueula, durante el funeral: casi un millón de personas llorando y con ropas desgarradas por la muerte de un gran Rabino de 93 años de edad. Una y otra vez se escuchaba los parlantes resonar con las palabras: “ay de la generación que perdió a su padre. Ay del rebaño que perdió a su pastor”.

Desde entonces, comencé a pedirle a cada persona conocida que me relatara una historia del Rabino que le causó la mayor impresión de su vida. Escuché historias sumamente maravillosas, inspirantes y a veces personales. Relatos sobre cosas que la mayoría de las personas no conocen acerca del Jajam Ovadia. Recolecté unos 30 relatos, pero seguía sintiendo que no era suficiente. Cuando me senté a reunir las ideas de la Parashá de esta semana que aparecen al comienzo de este artículo, de pronto lo sentí: Cuando perdemos un líder, perdemos la orientación para saber cómo se deben hacer las cosas. Lot cortó su relación con Abraham y con esto perdió el ejemplo, se quedó sin un instructor e instrucciones para saber cómo las cosas se deben hacer. Hemos perdido a un Gadol, y fácilmente podemos olvidarnos de cómo un judío debe ser. El Jajam Ovadia respetaba a todas las personas por igual. Él veía el צלם אלוקים en cada persona y por eso era capaz de relacionarse con tanta gente, iluminándoles la vida con la luz de la Torá. Él valoraba cada minuto de su vida, la cual dedicó por completo al estudio de la Torá. Hemos perdido aquella figura en nuestras vidas. Así es que concluyo este artículo con una lágrima en el ojo por la pérdida de un gran tzadik, y con las palabras de los parlantes resonando en mis oídos…

“Ay de la generación que perdió a su padre. Ay del rebaño que perdió a su pastor…”


  La prueba más difícil para un ser humano

 

Hace algunos años atrás, solía reunirse un minián para rezar en una habitación contigua al departamento de uno de mis vecinos. Todos los viernes por la noche, solían invitar a un orador para disertar frente a la pequeña congregación entre Minjá y Arvit. Siete años atrás uno de ellos nos compartió la siguiente idea:                                 .

En las plegarias del rito Sefaradí existe un poema muy conmovedor, cantado en los Iamim Noraim: Et Shaaré Ratzón; en el que se describe detallada y emotivamente el episodio de Akedat Itzjak y es recitado antes de tocar el Shofar. Allí el autor del piut (poema) menciona que en el momento de la Akedá, Abraham experimentó sentimientos muy contradictorios: עין במר בוכה ולב שמח – ojos llorando amargamente, pero con un corazón alegre. Obviamente, es de entender que Abraham llorara mientras preparaba el cuchillo para sacrificar a su hijo.Sin embargo, ¿cómo sabe el poeta que Abraham estaba alegre en su corazón en una situación tan difícil como esta? ¿Quizás en realidad estaba triste en el momento de la Akedá?                .

Una pregunta más: Abraham debió caminar hasta encontrar el monte sobre el cual descansaba la Nube de la Gloria, ¿por qué Di-s no le reveló desde el principio a dónde debía llevar a Itzjak para sacrificarlo? ¿Cómo podemos entender este trato y qué aporta a la difícil prueba?                    .

La respuesta es tan grandiosa, que necesito compartirla con los demás; sería una pena dejarla allí en mi memoria, teniendo en cuenta que sólo un mínimo número de personas la escuchamos en aquella pequeña sinagoga.                               .

En el transcurso de esta prueba, aparentemente la más difícil de todas, había una prueba mucho más profunda que puede fácilmente pasar desapercibida. Sabemos que la persona no es capaz de recibir inspiración Divina (Rúaj Hakódesh) o profetizar en un estado de amargura. אין רוח הקודש שורה אלא על לב שמח (ירושלמי סוכה ה,א), אין שכינה ואין נבואה שורה לא מתוך עצבות (פסחים קיז,א). Así es que el Patriarca Iacov perdió su Rúaj Hakódesh en los años de depresión por la desaparición de Iosef. De regreso a nuestro caso, de haber estado afligido camino a cumplir esta mitzvá, Abraham no hubiera sido capaz de distinguir la Presencia Divina en la cima de la montaña; puesto que era divisible sólo mediante una visión profética. La única forma de pasar la prueba de ofrendar a su hijo sobre el Altar y casi sacrificarlo, era si Abraham estaba alegre de cumplir lo que le había sido ordenado.                 .

Es más, de haber sido dominado por la amargura, allí arriba de la montaña con el cuchillo en la mano sobre el cuello de Itzjak, Abraham no hubiera sido capaz de oír la Voz Celestial que lo llamaba, ordenándole abstenerse de sacrificar a su hijo. Entonces sí, no estaríamos aquí hoy para leer este artículo.                                    .

La persona puede vivir toda su vida estudiando Torá, rezando, haciendo jésed y todo lo que un judío está obligado a hacer. Posiblemente lo logre con mucho esfuerzo, pero si lo hace con el ceño fruncido, cuando llegue allí Arriba le dirán: “has pasado todas las pruebas, excepto la más difícil” – la de servir a Di-s con alegría, disfrutando de lo que haces.                   .                                         .

¿Cómo es posible gozar de algo que requiere tanto esfuerzo? ¿Cómo podía “disfrutar” Abraham, cuando estaba sacrificando a su único lazo para el futuro del Judaísmo? La respuesta reside en que no hay mayor placer en el mundo, nada que se compare al reconocimiento del Creador. Por más grande que fuera la entrega de una persona por la vida de su hijo, este placer está en otra categoría que el de servir a Di-s con agradecimiento y aprecio por todo lo que hizo y hace por nosotros. Por eso los Sefaradim cantamosעין במר בוכה ולב שמח  un ojo llorando amargamente por la pérdida de un hijo, por la pérdida de uno de los mayores placeres que un ser humano puede vivir, a cambio de un placer mucho grande, y de más alto nivel: cumplir la Voluntad Divina.                                 .

 

Shabbat Shalom, Yosef Farhi


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En memoria de Shmuel ben Rachel Hakohen A”H

להצלחת אליהו בן סופיה

 

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