VAIESHEV 2013 SPANISH

Disfrutando de la película – Un inquietante pensamiento

 

La vida puede ser muy frustrante o, si así lo deseas, algo muy fascinante. Todo depende de cuán positivamente percibas las cosas. En mi rol de “coach”, no pierdo tiempo viendo películas, aunque no fuere sólo por motivos religiosos. Pues yo miro películas de la vida real. Si uno pierde el tiempo viendo esas películas ficticias, se pierde las verdaderas. Las películas de la vida real son mucho más fascinantes; cada una con su guión original, preparado por Di-s. Mi mayor placer al ayudar y guiar a la gente es la posibilidad de ver cómo se desenvuelve la vida de la gente; estar a su lado cuando enfrentan con valentía sus desafíos y limitaciones y ver cómo sus metas , esperanzas y sueños de la vida se van consumando exitosamente.

Uno de los elementos de la felicidad es precisamente este; esta forma de mirar las “películas” que tiene el mundo en general. La capacidad de ver la vida como una travesía o una aventura. Es una maravillosa trama que se va desenvolviendo; una trama sensacional con lágrimas y alegrías, fracasos y éxitos. No existe una película mejor, ni una trama mejor que la historia de tu propia vida. Discúlpame, por favor, por traer el ejemplo de las películas, pero no encontré un ejemplo mejor y más exacto que este. La única diferencia es que en la película de tu vida Di-s escribe el guión y es Él quien te colocó a ti como actor principal.

Lamentablemente, las perspectivas de vida de los productores de películas en California tienen un insidioso impacto sobre las decisiones subconscientes de nuestra generación. Desafortunadamente, son esas las perspectivas que en muchos casos fijan los sueños de la generación. Desafortunadamente, son esas también las que determinan la definición y el significado de lo que es la felicidad y de cómo se obtiene; siendo estos “valores” los responsables de probablemente el mayor daño causado por las películas. Ellas nos cuentan y nos contaban sobre el viejo sueño americano: la meta en la vida es asentarse. Esta es la mentira más grande que existe. Pues incluso aquellos que logran este estado de asentamiento en la vida aún no han alcanzado la felicidad. Di-s no creó a los seres humanos para este propósito, ni fue esta Su intención al crear el mundo. El guión universal de Di-s dicta que aquí nadie se establece ni se asienta. Nadie sabe a dónde se dirige en la vida, hasta que pone el pie en su tumba: esta es una gran lección de humildad, y me disculpo por ir tan hondo… es que el modo de lograr la felicidad es descubrir la perspectiva más profunda. Cuando la vida es una aventura, es allí donde podemos encontrar la diversión. Es allí donde encontramos la felicidad. La vida y la felicidad de la vida no se tratan de estar en la meta; sino de llegar allí. La felicidad se encuentra en la travesía, no en el destino. Creo que a esto se refiere el Orjot Tzadikim cuando dice que los elementos básicos para adquirir la felicidad son la fe, confianza en Di-s, satisfacción o contento e inteligencia. Fe en Di-s implicaría la creencia que toda la vida es un guión escrito por Di-s. La confianza sería confiar en Él que se preocupa por ti como parte de Su Historia Divina, y que de algún modo todo lo que ocurre es para bien. Que de algún modo, todo suceso, en algún momento o lugar, terminará teniendo algún motivo.

Esta es una nueva explicación de lo que decimos en el Halel: זה היום עשה ה’ נגילה ונשמחה בו – este es el día que hizo Di-s, regocijémonos y alegrémonos en Él. Si deseas encontrar la felicidad, si buscas un motivo para alegrarte, ESTE ES EL DÍA. No el mañana ni llegar a aceptar el ayer. Intenta lo siguiente: cierra los ojos y retrocede en el tiempo a un momento que recuerdas haber disfrutado en la vida. Un momento en que realmente estuviste feliz. En aquel instante, ¿estabas en el futuro? ¿estabas en el pasado? Apuesto a que en tu momento feliz estabas viviendo el presente; disfrutando y gozando de los buenos momentos; estabas allí nomás. Si deseas repetir esos buenos momentos, lo único que necesitas hacer es volver al presente y ser consciente de lo que sientes, ves y escuchas hoy. Así, probablemente seas capaz de darte cuenta de que el día más feliz de tu vida es simplemente hoy. Que en el hoy puedes ver cómo Di-s está escribiendo tu guión, y en tanto que a veces te puede hacer reír, otras veces te puede hacer llorar. Y aun así, aquella lágrima puede emanar de un rincón feliz en tu corazón, si sabes que todo es solamente parte de un maravilloso guión – uno que te deja con intriga y sin pistas de cómo se puede llegar a desenvolver. Entonces, canta con el rey David: ¡regocijémonos y alegrémonos en Él! Porque Él hizo que el hoy sea hoy.

La Parashá de esta semana comienza diciendo וישב יעקב… ביקש יעקב לישב בשלוה, קפץ עליו רגזו של יוסף – Iacov se asentó… Los Sabios nos explican que Iacov buscó un poco de tranquilidad, y justo ahí le surgió la confrontante tragedia de Iosef… la noticia de su supuesta muerte. Nosotros sabemos que Iacov sin duda no buscaba asentarse en una vida materialista, ni en aquel sueño americano. Toda su vida se trataba de estudiar Torá y formar las 12 tribus; lo único que buscaba tras varios años de incesantes tribulaciones era asentarse un poco; estar cerca de su padre Itzjak y honrarlo con paz y sosiego. Buscaba tranquilidad mental para poder sentarse a estudiar y formarse como Padre de las Tribus. ¿Cómo es posible que por algo así Iacov haya recibido el doloroso castigo de perder a su hijo?

Supongo que la respuesta es que no se trataba en absoluto de un castigo. Sino que así es como se maneja el mundo. Olvídate de asentarte. Lo único que puedes llegar a hacer es realizar las muecas y movimientos como para asentarte, pero nunca estarás realmente asentado, pues no sabes lo que Di-s preparó en el guión de tu vida. De no haber buscado asentarse, Iacov no se hubiera sentido tan frustrado de no lograr aquello que, de hecho, era una “misión imposible”. No se hubiera angustiado más por este inesperado desenvolvimiento de los eventos que lo que se angustió  o no ante los frustrantes desafíos que tuvo a lo largo de su vida. Y probablemente no se le hubiera apartado la Inspiración Divina.

Muchas de las personas felices que nos rodean, poseen muy poco en la vida y representan el mayor antónimo de lo que significa asentarse. Ellos parecen encontrar la felicidad en la travesía; descubren la felicidad y la pasión en lo fascinantemente inesperado. Un vagabundo no observante con quien solía encontrarme, parecía estar siempre feliz. A veces él me decía: “yo me imagino que en algún lugar tengo la casa de mis sueños. En algún lugar, tengo una cama limpia y prolija y un refrigerador lleno. Mientras tanto, estoy de viaje. Aún no he llegado a casa”. Esto se asemeja al צדיק ורע לו – un hombre piadoso que no vive paz y sosiego en este mundo, pero encuentra la felicidad en el saber que en el Mundo Venidero le espera una vida sin problemas, de paz y descanso. Mientras tanto, está solamente de viaje, y encuentra la felicidad en la travesía llamada vida.

 

Muerte exitosa

 

Un título así, sin duda llama la atención de muchos; no por eso lo elegí, sino porque la forma de entender el éxito varía entre las distintas personas. Al recitar el Halel en la sinagoga y decir אנא ה’ הושיעה נא… הצליחה נא, “Por favor, Di-s, envíanos pronto la salvación… y el éxito“, cada uno de los congregantes puede estar pensando en otra cosa. Por supuesto, están los que ni siquiera piensan, sin embargo, aun entre los que sí ponen intención en las palabras, la definición del “éxito” que aquí se pide, difiere en gran medida.

Un Avrej (estudiante de kolel) a quien estaba tratando de ayudar y orientar, se sentía próspero y exitoso en un cierto campo comercial. Él sentía que si en aquel ámbito estaba ganando dinero, entonces seguramente era lo que Di-s esperaba de él que realizara en su vida. Este es un pensamiento muy común; cuando la gente gana dinero o se hace famosa, siente que está cumpliendo la Voluntad Divina. Pues de lo contrario, ellos creen, Di-s no les hubiera concedido el éxito. Es un error, y el Jovot Halevavot lo expone con suma claridad: en muchas ocasiones, Di-s enriquece a la persona y su fortuna no es una bendición, sino una prueba. Resulta, entonces, que desde el punto de vista de la Torá, ganar dinero no es en absoluto la definición del verdadero éxito. Del mismo modo la fama, no es necesariamente un éxito, sino una prueba. Si prestas atención, verás que en las plegarias no hay un pedido de riqueza o fama (a menos que uno lo haga en forma personal, en el párrafo de שמע קולנו), ¿por qué? Pues para la mayoría de las personas ser rico o famoso no es una bendición e incluso puede ser perjudicial, pues los aleja de aquello que el Judaísmo considera realmente exitoso. Para nosotros, el único éxito es vivir y morir על קידוש השם, santificando el Nombre Divino en todo momento. Y por eso, la única forma aceptada de pedir a Di-s riqueza y honores es con la intención de utilizarlos para prosperar en nuestra santificación de Su Nombre. ¿Cómo es posible verificar si la intención es sincera? Si al ser respondidas las plegarias uno se jacta de “ser exitoso” o de que “Di-s me hizo prosperar”.

Esto me recuerda una anécdota personal que me ocurrió con mi Rosh Ieshivá, Rabí Natan Tzvi Finkel zt”l, un acontecimiento que realmente demuestra la esencia de lo que él era y de cómo logró estar a la cabeza de la Ieshivá más grande del mundo. Hace algo de seis años atrás, me enteré acerca de un próspero miembro de la comunidad, también amigo de mi familia, que se había enroscado en una complicación financiera. Dado que este individuo solía contribuir enormes sumas a importantes fundaciones de Israel, pregunté si era posible que  en la Ieshivá se leyera Tehilim por su éxito y su ישועה. El Rosh Ieshivá me respondió: “no sabemos cómo pueden desarrollarse los acontecimientos, debemos rezar solamente que el resultado sea un verdadero קידוש השם”. En aquel momento, no entendí lo que quiso transmitirme. Ahora, sí. Ahora me doy cuenta de que todas nuestras tefilot no son por aquello que nosotros consideramos exitoso; ni que los enfermos se curen, ni que los pobres se enriquezcan. Ni siquiera que podamos estudiar Torá con más fervor. No. Si bien eso es, de hecho, lo que pedimos en las plegarias, no es la esencia de lo que estamos diciendo. El dinero va y viene; las personas también van y vienen; pero lo que está en juego es el כבוד שמים, la honra de Di-s: o un kidush Hashem o un Jilul Hashem. La esencia de todas las plegarias es que podamos santificar el Nombre Divino; sí, pedimos cosas específicas, pues cuando Di-s escucha nuestras plegarias y las responde, se logra un verdadero קידוש השם, pues le pedimos y nos concedió, y a Él le atribuimos nuestro éxito. Así concluimos la primera bendición de la Amidá: למען שמו באהבה – no para nosotros, sino para Él. Estamos incluso  dispuestos a morir por Su Honra, (una de las intenciones que se debe tener al recitar estas palabras) y ese será el verdadero éxito, pues de eso se trata nuestra vida. Y aun así, tendemos a olvidarlo.

El Talmud en Sotá (10) dice que Iosef santificó el Nombre de Di-s en privado, al superar la prueba con la esposa de Potifar, y mereció que la letra ה del Nombre Divino sea añadida a su nombre: עדות ביהוסף שמו. Iehudá, quien santificó el Nombre Divino en público, mereció que todo su nombre sea el Nombre de Di-s. Al reconocer en el acto con Tamar, salió una Voz Celestial que anunció: “tú salvaste a Tamar y sus dos hijos, Yo salvaré a Jananiá, Mishael y Azariá de Nebujadnetzar”. Vemos, entonces, que la forma de santificar el nombre de Di-s es obrando y viviendo de acuerdo a Su Voluntad, tanto si lo hacemos en privado o en público. A veces nos olvidamos de que vivir como se espera de nosotros, con todos los desafíos que enfrentamos, pone en juego la honra de Di-s; o santificamos Su Nombre o lo profanamos, Di-s no permita. Vemos, no obstante, que Iosef fue el único en llamarse “exitoso” por la Torá: “ויהי ה’ את יוסף ויהי איש מצליח”, en la casa de Potifat y trabajando como esclavo. ¿Por qué? Pues Di-s estaba con Iosef y así él era capaz de santificar Su Nombre.

El Tzofnat Paaneaj escribe que la mitzvá de encender las velas de Januká es doble; está la conmemoración del milagro del aceite y la publicación del milagro de la victoria. La meticulosidad al encender las velas en un horario y lugar indicado para cumplir la obligación de pirsumé nisá, no es fanatismo, sino que es toda la esencia de Januká. Es mostrar que la victoria no fue solamente en la batalla, sino que fue una santificación del Nombre de Di-s.

 

Vivir el presente


El Midrash nos cuenta que Potifar, el amo de Iosef, percibió que él constantemente se murmuraba palabras a sí mismo mientras llevaba a cabo las tareas en el hogar. Potifar sospechó de que el joven Judío estuviera hechizando su casa y su familia y lo encaró acerca de este comportamiento peculiar. Iosef contestó que su pedido a Di-s no se apartaba de sus labios: que cada acción realizada por mí caiga en gracia a los ojos de mi patrón.

Cabe preguntar, qué interés tenía Iosef de caer en gracia a los ojos de su patrón. A fin de cuentas, se trataba de un joven de 17 años, raptado y vendido como esclavo por sus propios hermanos. Considerando su amarga situación, no esperaríamos de él que fuera demasiado aplicado ni especialmente productivo. Aparte de Di-s, Iosef estaba completamente solo en el mundo. No nos sorprenderíamos su hubiera perdido la fe en su familia o religión pensando en que sus hermanos tan piadosos y justos lo habían tratado injusta y atrozmente. Aun así, y a pesar de las circunstancias, Iosef no permitió que estos pensamientos le impidieran actuar correcta y efectivamente. Iosef vivió el presente. Si Di-s lo condenó a la esclavitud, entonces cumpliría su misión de la mejor manera y rezaría constantemente a Di-s que encontrara gracia en los ojos de su patrón; pues eso era lo mejor que podía lograr en su situación actual.

Rabí Simja Bunim de Pshisja solía decir: quien deniega que la suciedad debajo de sus pies fue colocada allí por Di-s por algún propósito, es un kofer (hereje) con respecto a la Providencia Divina. Allí donde nos encontramos, es donde Di-s quiere que nos demostremos. ¿Cuántas personas prosperaron, y no necesariamente por poseer dinero, una buena familia, apoyo emocional, amigos y contactos o un alto nivel intelectual? Mayormente, esto se debe a una cualidad que llamaríamos ingenio. Ellos optaron por elegir lo que sí podían lograr de lo poco que tenían. Observan a su alrededor buscando qué pueden hacer dónde y cómo se encuentran –  y lo hacen.

Es muy extraño ver cómo la gente tiende a echarle la culpa a motivos que creen que los hacen estancar, lo cual les impide avanzar en la vida. Hay tantas decisiones que uno puede tomar y acciones que uno puede llevar a cabo utilizando su libre albedrío; y con ello colmar varios de sus sueños. Di-s le da a cada uno el lugar para hacerlo.

Para terminar, Rabí Tzadok Hacohén, el Tzidkat Hatzadik, deduce que, si Di-s invierte tanto en cada persona, es sin duda porque tiene confianza en cada uno y uno de notros. Es importante creer en nosotros mismos, así como creemos en Di-s. A eso nos referimos cuando decimos el Aní maamín (yo creo…). Primero debemos creer en el Aní, el yo, y luego podemos ser creyentes. Aprendamos primero de la confianza de Iosef en sí mismo y luego podremos aprender de su fe en Di-s.

 

 

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En memoria de Shmuel ben Rachel Hakohen A”H

להצלחת אליהו בן סופיה

Shabbat Shalom, Yosef Farhi

 

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