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Remedio judío para la Relajación


“ששת ימים תעשה מלאכה וביום השביעי …שבת שבתון”    “Seis días (a la semana)tu trabajo debe ser realizado y en el séptimo día descansarás”. (Éxodo 35:2) En este pasuk parece haber dos mandamientos: descansar el séptimo día, y trabajar los otros seis días. ¿Pero acaso es en verdad una mitzva trabajar seis días a la semana? También, las palabras “tu trabajo debe ser realizado”, son sorpresivamente pasivas. En su lugar, hubiera sido más entendible que la Tora encomendara  “haz tu trabajo”.

En Shabbat, muchos tienen como costumbre comer pescado. Hay un fenómeno interesante acerca del pescado. Si uno abriera el estómago de un pez grande inmediatamente después de que éste se ha comido un pez chico, descubriría que la cara del pez chico está apuntando a la cola de su depredador. Juzgando por su posición, deducirías que la comida del pez grande  no era  la que había perseguido hasta casi matarlo, sino otro pez, uno que  nadó derechito a su boca. Esta es la lección de Shabbat como pronto  veremos.

Rabenu Bajhye en Jovot Halevavot menciona un concepto fundamental en la creencia judía que a veces confunde. La persona tiene que entender que el esfuerzo que pone en algo no es la causa de su éxito. (Bitajon cap. 4) El éxito es enviado por Di-s, con Sus infinitos y profundos  métodos. La persona debe dar su máximo esfuerzo para ganarse la vida; Di-s no quiere que dependamos de milagros. Es por esta razón que el pasuk encomienda a cada uno específicamente “en seis días tu trabajo debe ser realizado”. Fuimos encomendados en hacer nuestra parte, dar  nuestro mejor esfuerzo y trabajar los otros seis días de la semana. Sin embargo, también se espera de nosotros que nos demos cuenta de eso, esencialmente, no pasar desapercibidos nosotros vamos con la corriente. Finalmente, el éxito depende solamente de las manos de Hashem. Por eso nuestro pasuk dice “tu trabajo debe ser realizado” y no “haz tu trabajo”.

Rab Wolve explica (Alei Shor 2; Bitajon VeHishtadlut), que este puede ser un concepto muy difícil. Por  ejemplo, un granjero esta ordenado de  hacer muchos y diferentes trabajos para preparar y sembrar su campo,  aun así él debe de creer que D-s no necesita de su esfuerzo para proveerle su sustento.  Se esfuerza solo porque esa es la manera en la que Di-s encomendó que se debe comportar cuando Él creó el mundo.

La Tora nos da un día de la semana para cambiar perspectivas e interiorizar esta creencia. El mundo en Shabbat es un tiempo en el que el dinero no tiene valor, y ninguna importancia en nuestras vidas. Jazal explican, en Rosh Hashana, a cada persona se le asigna cierta cantidad de dinero para todo el año, y  cualquier  gasto para Shabbat es independiente de ese lote, sin menguar la suma total  en lo más mínimo. El hecho de que nuestro sustento viene de Di-s lo vemos mas claro en Shabbat, pero, por supuesto, es cierto en la misma medida durante la semana,  cuando se nos pide  invertir nuestros esfuerzos el trabajo. Demostramos nuestro reconocimiento de este principio comiendo pescado en Shabbat: Precisamente como el pez grande tuvo que  esforzarse  por su comida, persiguiendo un pez pequeño ¡su sustento verdadero vino de un pez totalmente diferente!

Uno puede verdaderamente descansar en Shabbat solo cuando siente que sus esfuerzos son su responsabilidad – pero sus éxitos no están en su control. Al  enraizar este concepto, uno puede tener una verdadera relajación en Shabbat. Es por esta razón que no hay ningún sentido en trabajar excesivamente. Un trabajador compulsivo, por definición, cree que su nivel de éxito  está determinado por sus propios esfuerzos, en lugar de ser concedido por Di-s. La tensión y el estrés llegan cuando uno siente la pérdida del control que creyó que algún día tuvo. Pero cuando enraicemos  el hecho de que realmente Di-s tiene (y tendrá) el control siempre, solo entonces, podremos experimentar un verdadero estado de descanso.

 


Crear Confianza

 

“אלה פקודי המשכן העדות אשר פוקד על פי משה”Estas son las cuentas del Mishkan…que fueron calculadas por mandato de Moshe. (Shemot 38:21)

En la Perasha de la semana, la Tora hace un cálculo de hacia donde se fue el oro y la plata que el pueblo de Israel donó para la construcción del Mishkan. ¿Por qué tuvo Moshe la necesidad de hacer este cálculo y dar un reporte al pueblo de Israel de cómo fueron usados sus donativos?

El Midrash explica que después de la construcción del Mishkan, Moshe escucho a un compañero suyo burlándose de su ancho cuello y rodillas, sugiriendo que Moshe estaba aumentando de peso – posiblemente porque últimamente estaba cenando  más. Otro “burlón” se le sumo diciendo, “¿Qué esperabas? Seguramente la persona encargada de la construcción del Mishkan se embolso alguno de los donativos para él. Al escuchar esto, Moshe les dijo: “¡Les prometo, que al terminar el Mishkan les daré un resumen detallado hasta del último centavo!” Y así lo hizo, en la Perasha de esta semana.

¿Por qué estaba tan preocupado Moshe por lo que estos “burlones” pensaran? Y si es que estaban interesados en descubrir defectos de su líder, ¿Acaso no encontrarían tarde o temprano otra razón por la cual quejarse a pesar de que Moshe los haya apaciguado de momento? Después de que Moshe fue el mensajero de Hashem para traer las diez plagas, sacado a los judíos de Egipto y partido el mar, ¿No se mostró a sí mismo como un hombre íntegro el cual cumple su palabra?

Las repuestas  a estas preguntas son sencillas, pero fuertes. Todos sabemos como funciona nuestra cuenta bancaria – si quieres sacar dinero, primero necesitas meterle dinero. En cualquier relación, debemos considerar una clase diferente  de cuenta bancaria – nuestra “cuenta bancaria emocional”. Las relaciones se construyen  con   honestidad, amabilidad e  integridad; para que una relación sea exitosa, la “cuenta bancaria personal” debe ser llenada con acciones que demuestren estos rasgos. Si haces un depósito en tu cuenta bancaria emocional por medio de honestidad, amabilidad e integridad, vas a aumentar tu crédito, y la confianza es construida.

Por el  contrario, cuando uno demuestra  deshonestidad, ignora a los demás o actúa egoístamente, está haciendo  “retiros”  de esta cuenta, y eventualmente la cuenta emocional estará sobregirada.

Toda relación  tiene sus momentos difíciles – estos momentos son como aplicar para  un crédito. Si uno ha invertido lo suficiente en su cuenta, en esos momentos  puede usar el crédito de esa cuenta para salvar la relación. Si la cuenta está vacía y uno está en “deuda”,  su dudoso historial bancario dificulta reparar la relación.

La triste realidad es que mientras puede tomar mucho tiempo y esfuerzo el construir este crédito, es muy sencillo sobregirar la cuenta con algunos imprudentes errores.

Por ejemplo, criando a los hijos. Los padres que demuestran  interés por el bienestar de  sus hijos tendrán “crédito” disponible cuando éstos  se hagan adolescentes. Si los padres no inculcaron ese sentimiento en sus hijos, entonces, cuando lleguen a la adolescencia, los hijos probablemente no consultarán con sus padres aunque los padres imploren y prometan que ahora si están interesados en su bienestar.

Moshe Rabenu sabía la importancia de crear confianza. Moshe sabía que algún día, estos “burlones” alzarían de nuevo sus cabezas y cuestionarían a Moshe y la Tora, y necesitaría crédito en el banco. Además, Moshe sabía que crear confianza ayudaría a garantizar que cuando él dijera  algo, el pueblo de Israel sabría que lo que Moshe estaba diciendo seria por el bienestar del pueblo, y no del suyo.

La confianza entre padres e hijos es importante especialmente en familias de Tora. Es unos de los recursos más fuertes para la Emuna – fe en Di-s – es la “mesorá” que se transmite de padre a hijo. El judaísmo es  único en su alegato que más de 600,000 testigos experimentaron  a Di-s hablar con Su pueblo en el Monte Sinaí.

Este testimonio ha sido transmitido de padre a hijo desde entonces. Un niño recibe con toda naturalidad este testimonio y cree en sus padres, y está seguro de que un padre nunca mentiría con cuestiones de vida.

Desafortunadamente, a veces  los hijos pierden la fe en sus padres, y el niño está “en riesgo”. Durante la  infancia, un padre debe tratar a su hijo o hija con  el  respeto que merece una persona adulta, como contraposición  del respeto que uno muestra a un correo electrónico  el cual puede ignorar hasta que tenga el interés de verlo y  ocuparse de él.


Amor al “Deseo”

 

El Mishkan y Shabbat tienen mucho en común. Aprendemos todas las 39 categorías de prohibiciones de “trabajo” (cosas que no son permitidas hacer) en Shabbat de los 39 tipos de trabajo que fueron realizados  para levantar el Mishkan. También se nos enseña en Perasha Ki Tisa sobre Shabbat, justo después de Teruma y Tetzave; Teruma y Tetzave discuten sobre la construcción del Mishkan y  las vestimentas que los Kohanim vestían durante su servicio ahí. Luego,  encontramos en la Perasha Vayakhel antes de que la Tora se ocupe de la  construcción del Mishkan,  que Shabbat es mencionado nuevamente. El Bet Halevi se pregunta porque el orden está invertido. Primero, el Mishkan es mencionado, y  después Shabbat – pero en Vayakhel, primero Shabbat es mencionado, y después el Mishkan. ¿Cuál es la razón del cambio?

El Bet Halevi contesta con un enfoque psicológico. Presenta el siguiente caso. ¿Cómo sabe el novio si su suegro rico lo ama? Si el padre rico de su futura esposa le compra un reloj muy fino primero, antes de comprar los regalos básicos, entonces esto demuestra que en verdad ama a su yerno. Estas cosas extras manifiestan su amor. Sin embargo, si deja los extras para el final, y primero se dedica a las cosas que “debe” hacer, esto demuestra que el reloj fino no fue adquirido con mucho entusiasmo, demostrando, finalmente, que el amor por su yerno tampoco es de lo mejor.

La Mitzva de Shabbat y la Mitzva de la construcción del Mishkan ambas fueron entregadas a la Nación Judía como un “regalo de boda” al convertirse en la nación de Di-s. La Mitzva de Shabbat es una Mitzva que necesitamos como Nación Judía, una Mitzva que hemos conservado a través de todos los exilios. El pueblo Judío  necesita el Shabbat, y pierde su identidad sin él. En contraste, la Mitzva del Mishkan y los sacrificios son mitzvot que expresan el amor en nuestra relación con Di-s y nos demuestra que está entre nosotros. Esto no es crucial para la supervivencia de nuestro pueblo. No lo necesitamos tanto como lo quisiéramos. Podríamos decir que el Mishkan, lehavdil, era como el reloj fino que el suegro rico quería o tenía que comprarle a su futuro yerno.

Antes del pecado del becerro de oro, Di-s quería primero entregar las leyes del Mishkan, porque  esto era el orgullo del Pueblo Judío, y el regalo que abiertamente expondría el amor de Di-s. Sin embargo, después del pecado,  Di-s nos dio el Mishkan solo por convertirnos en Su pueblo, pero no con el mismo entusiasmo. El amor y la emoción se enfriaron un poco. Di-s nos dio primero el Shabbat – algo que necesitamos, y luego el Mishkan, algo extra. Así dijo el  Bet Halevi.

Esto explica algo que pasa entre nosotros. Cuando queremos expresar nuestro amor a cónyuges o hijos, hace mucha diferencia si el regalo que damos es algo especial, o ¡cualquier cosa de la lista del supermercado! Un detalle entregado sin sentimiento no muestra tan buen mensaje como uno entregado únicamente para que el otro lo disfrute. Si el esposo compra algo inusual en el supermercado, algo fuera de la lista, como una barra de chocolate, y la deja en la cocina como regalo para su esposa, ella lo va a apreciar. No va a apreciar igual si pone la leche o la margarina en la mesa y dice – “me acorde de ti en supermercado, mi vida”. Esto es porque el chocolate es un extra, un deseo, y la leche o la margarina son necesidades básicas.

Pasa lo mismo en nuestra relación con Di-s. Es más difícil para nosotros, psicológicamente, estar agradecidos con Di-s por las cosas que necesitamos, como el aire y el amanecer, que estar agradecidos con Di-s por habernos ganado la lotería. Naturalmente, agradecemos más por un deseo cumplido que por  nuestras necesidades cumplidas, aunque deberíamos estar agradecidos por ambas. Las necesidades pasan desapercibidas; los deseos y los extras no. Recibir algo “necesario” nunca será igual a algo “deseado”.

Diferenciando entre necesidades existenciales y “extras”, y los diferentes sentimientos evocados por cada “regalo”, puede arrojar mucha luz en la relación padre – hijo. Una familia saludable no es  en la que los hijos son educados sintiéndose objetos, una necesidad existencial para sus padres. El vínculo entre padre e hijos en estas familias supera enormemente a las familias donde  los padres sienten y apoyan la creencia que sus hijos no son capaces de manejarse por sí solos. En las relaciones sanas, los hijos están dispuestos a  hacer todo para  cuidar de sus padres cuando se hacen viejos,  porque crearon ese tipo de relación, en contraposición de simplemente necesitarla. Esta relación con los padres se percibe como un deseo, no como necesidad.  Para mucha gente que conozco, la relación con sus padres se percibe como utilizada: basada en necesidad, y no amor. En algunos casos, los padres fomentan este sentimiento a propósito, dándoles la impresión de que necesitan de sus padres para poder sobrevivir. Este tipo de relación no es ni fuerte, ni duradera; como la relación basada en reconocer que hay un profundo y básico deseo de preocuparse el uno por el otro. El vínculo es emocional, en lugar de técnico. Al reconocer que no se necesitan el uno a otro por motivos materiales y existenciales, pueden quitar la barrera que los separa a uno del otro y relacionarse con la persona,  el corazón,  el alma; y construir una relación verdadera y significativa. Padres e hijos deberían querer esta cercanía a tal grado de necesitarse (emocionalmente) el uno al otro.

Una vez, alguien me dijo que nunca respetó ni amó verdaderamente a sus padres, hasta que se dio cuenta que no los necesitaba. Entonces, solo los amó por lo que eran. Esto es igual de real en el matrimonio. Cuando el amor es material, basado en necesitarse uno a otro para “arréglaselas”, no es tan grande como el amor de apreciarse mutuamente.

Esta diferencia entre necesidad y deseo es un gran factor que afecta nuestro entusiasmo por todo lo que hacemos. Cuando vamos a rezar con el sentimiento de que queremos rezar, nuestros rezos son diferentes a los de los rezos que hacemos porque “tenemos” que rezar o cuando la decimos de memoria. Hay una gran diferencia entre nuestro agradecimiento a El porque nos sentimos obligados – a agradecerle porque  realmente queremos. Esto es  agradecer a un nivel totalmente diferente. No es más que un cambio de perspectiva. Debemos ir a rezar en ambos casos. Debemos respetar y amar a nuestros padres en ambos casos. La diferencia está en el entusiasmo. Y el entusiasmo depende en como percibimos el “deseo”.

Imagina despertar por la mañana y decir – O K hoy voy a hacer sólo lo que quiero. Y luego, hacer todo lo que haces de todos modos. Que vida tan diferente. Este es  realmente el “verdadero yo”.

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