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La Festividad de Sucot –Zman Simjatenu 

 

La Torá pone hincapié en que Sucot es una festividad alegre. De hecho, nos ordena dos veces que debemos regocijarnos en Sucot: “Regocíjate en la fiesta… y sé totalmente feliz” – ושמחת בחגך… והיית אך שמח, y “Regocijaos ante Hashem, vuestro Di-s, durante siete días “- ושמחתם לפני ה ‘אלוקיכם שבעת ימים (Devarim 16:14-15 y Vaikrá 23:40). Tratemos de estudiar la fuente de esta alegría y de explorar juntos algunas clásicas ideas acerca de la festividad de Sucot y la mitzvá de habitar en la sucá.

El Talmud (Sucá 11b) señala una diferencia de opinión muy interesante entre los grandes Sabios acerca del motivo que utiliza la Torá al ordenarnos que habitemos en la sucá durante Sucot: Para que sepáis a lo largo de las generaciones que al sacar a los Judíos de Egipto establecí sucot para ellos (Vaikrá 23:43). Rabí Eliézer entiende que las sucot aquí mencionadas se refieren a las Nubes de Gloria que Di-s envió para rodear y proteger a los Judíos durante sus años de peregrinaje por el desierto. Por otro lado, Rabí Akiva interpretó el versículo literalmente como una referencia a las sucot o “cabañas” temporales que usamos hoy en día. Si bien la opinión más reconocida es la de Rabí Eliézer, el Pri Megadim escribe que uno debe tener en mente ambas interpretaciones al cumplir la mitzvá de sucá.                       .

Ahora bien, la opinión de Rabí Akiva parece no encuadrar con los acontecimientos reales, dado que la Torá misma nos dice que Di-s envolvió a los Judíos con nubes milagrosas. Entonces, ¿por qué Rabí Akiva persiste con su interpretación literal?

El Jatam Sofer (דרשות נ”ג) aclara este misterio explicando que entre los judíos había personas leprosas y ritualmente impuras que no estaban calificadas para habitar en los confines del campamento. En la práctica, fueron ellos quienes habitaron en sucot como las de hoy en día, fuera de las Nubes de Gloria. Así, el Jatam Sofer explica que las dos opiniones de nuestros Sabios se pueden unificar:               .
Por un lado, los Judíos justos y ritualmente puros merecieron habitar dentro de las Nubes de Gloria. Y, por otro lado, los leprosos y demás personas impuras tuvieron que contentarse con la sucot concretas hechas para ellos por Di-s.                   .
Si reflexionamos un poco, este conocimiento puede optimizar nuestro propio cumplimiento de la mitzvá de sucá. Quienes fueron dignos de purgarse y purificarse en Iom Kipur, siendo inscritos en el Libro de los Justos, pueden disfrutar de la sucá así como se describe en el Zohar: ‘a la sombra de la emuná (fe y confianza en Di-s)’, similar a las Nubes de la Gloria. Sin embargo, aun los menos afortunados también pueden gozar y recibir consuelo en la sucá; ellos pueden sentir que salir de sus cómodas casas para entrar en la sucá es una especie de exilio que les traerá la expiación que no merecieron en Iom Kipur… Esto se insinúa en el nombre plural que recibe la fiesta, ‘Sucot’, una misma sucá con dos funciones diferentes.              .

El Zohar señala que esta morada temporal que requiere de dos paredes y un poco de una tercera simboliza un brazo en posición de abrazar (וימינו תחבקני). Simbólicamente, se refiere al “brazo” de Di-s, el “brazo” que sigue abrazándonos aun en nuestro exilio. Tanto una persona que individualmente reside en el exilio simbólico que representa la sucá, como toda nuestra Nación en el exilio de la diáspora; podemos introducir la Gloria Divina en nuestras vidas. De hecho, Di-s atesora enormemente nuestra capacidad de permanecer alegres al mantener una relación permanente con Él, a pesar de las condiciones constantemente cambiantes y la falta de estabilidad de la vida judía en el Exilio. Di-s ama ver como nos proyectamos a nosotros mismos y a quienes nos rodean la felicidad de ser Judíos, que no se debe a la riqueza o los lujos materiales, sino a nuestra capacidad de sentarnos en la sucá junto con nuestros Patriarcas y conectarnos a un placer en la vida que ninguna comodidad nos puede ofrecer: el placer de habitar en la Sombra de Di-s y seguirlo detrás también a lo largo de los tiempos difíciles. No es casualidad que al ‘final de los días’, Di-s refutará la afirmación de los gentiles de ser leales a Di-s, probándolos específicamente con la mitzvá de sucá, pues sólo un Judío es capaz de permanecer cerca de Di-s a pesar de las dificultades y el exilio.

¿Por qué? Pues somos conscientes de que no hay mayor placer que estar cerca de Di-s. Rabí Noaj Weinberg zt”l explicó que este placer es mayor que todas las cuatro clases de placeres al alcance del hombre; comenzando por el placer sensual así como el de la comida, los coches lujosos o una música agradable. Es mayor aun que el placer del amor; como el amor por un hijo o un cónyuge. (El placer sensual es el nivel más bajo en la lista; nadie daría siquiera una unidad de este placer del amor, como por ejemplo dar un niño, a cambio de todos los placeres sensuales del mundo.) Es mayor que el placer obtenido de los ideales (Los ideales son un placer de mayor nivel que el amor; mucha gente está dispuesta a hacer todo por una causa, a veces incluso a costa de sus seres queridos.). Es incluso mayor que el placer de la creatividad, como la creación de una familia o de un nuevo experimento.

Más allá de todos estos placeres mundanos, está el placer de mantener una relación con Di-s, reconociendo y apreciando que Él es la fuente de todo lo que poseemos y que siempre ha sido nuestro Salvador y Protector. Rabí Weinberg señala que es difícil disfrutar de este placer mientras uno está ocupado en la búsqueda de los placeres sensuales.            .

Debajo de las hojas del secaj (techo de la sucá) y el cielo azul, es más fácil sentir el placer de la relación con el Creador. Fuera de su cómodo hogar, dentro de la humilde sucá, el Judío puede aprovechar este inigualable placer que trae una felicidad sin límites. Es una relación que ni siquiera el exilio de 2000 años puede reducir.
Dentro de la sucá, sentimos que estamos en un mundo diferente. Nos encontramos en un mundo donde el placer de la Presencia Divina es tangible y puede sentirse como más agradable que todos los placeres mundanos. Manifestamos esta alegría durante el tiempo de cosecha y abundancia, fortaleciéndonos para la travesía a través del largo y frío invierno que tenemos por delante.

Epílogo
En la Tierra de Israel, la festividad de Sucot cae en la época de la cosecha. Sin duda, una buena cosecha puede agregar al amor propio de la persona que recolecta su abundante producción. Es por ello, nos dice el Rashbam, que salimos de nuestras casas resistentes hacia la endeble sucá especialmente en esta época del año, para sentir humildad (Vaikrá 23:23). Debemos recordar que hubo un tiempo en que nuestra Nación habitaba en el desierto en cabañas sencillas, y que no es gracias a nuestra inteligencia o fuerza que obtuvimos toda la riqueza, sino por la bondad Divina. Este recordatorio refuerza nuestra sensación de cercanía a Quien provee todas nuestras necesidades, eternamente.       .

 

ARBAT HAMINIM:
LO QUE SIMBOLIZAN LAS CUATRO ESPECIES

 

A veces estamos tan ocupados cumpliendo las mitzvot, que no tenemos tiempo para profundizar en su significado y en lo que simbolizan. Ahora que nos encontramos justo antes de la festividad de Sucot, me gustaría compartir con ustedes algunos de los secretos que esconden las Cuatro Especies que tomamos en mano durante la Festividad. ¿Sabías que las Cuatro Especies hacen alusión al conjunto de 613 mitzvot de la Torá? Esto lo vemos en el valor numérico de la palabra ‘etrog’ (610), junto con las otras tres especies: lulav, hadasim y aravot. 610 + 3 = 613. Desde otro punto de vista, las Cuatro Especies aluden a los Siete Cielos: un etrog, un lulav, tres hadasim y dos aravot. 1 + 1 + 3 + 2 = 7. ¡Al cumplir esta mitzvá conformada de siete elementos, podemos atravesar los siete cielos con nuestras plegarias!              .

El etrog se utiliza como segulá para un parto fácil ((אלף המגן ‘סי’ תר”ס ס”ו, siguiendo el siguiente procedimiento: La mujer embarazada toma un etrog que fue utilizado durante Sucot para cumplir la mitzvá de las Cuatro Especies, y le muerde el Pitam (después de Hoshaná Rabá). Luego dice: “Señor del Mundo, al comer el fruto del ‘Árbol de Conocimiento’ – el etrog -, Javá  trajo la muerte y los dolores de parto a la humanidad. Señor del Mundo, así como yo me abstuve de comer del etrog durante los días de Sucot en los que se utilizaba para cumplir el precepto, también me habría abstenido de comer el fruto del Árbol del Conocimiento. Entonces, por favor, acepta mis plegarias para que tanto yo como mi bebé pronto a nacer no seamos lesionados durante el parto…”.

Existe otro simbolismo para las Cuatro Especies, relacionado con los cuatro órganos importantes del cuerpo humano. El lulav simboliza la columna vertebral; el etrog – el corazón, los hadasim – los ojos, y las aravot – los labios. Este es un motivo por el cual somos especialmente cuidadosos en adquirir un etrog muy hermoso, sin siquiera una pequeña parte faltante (jaser). Pues en nuestro progreso de auto-perfeccionamiento, es indispensable un corazón puro y 100% sensible. Controlando estos cuatro miembros principales del cuerpo y haciendo teshuvá con ellos durante los cuarenta días previos a Iom Kipur, esperamos realmente merecer un nuevo año muy exitoso. Un fragmento principal de la teshuvá es el vidui, que se lleva a cabo en posición reclinada (flexión de la columna vertebral), golpeando el corazón y confesando nuestros pecados con los labios. La teshuvá comprende un corazón arrepentido y ojos que perciben con claridad, mas no vagan por donde no deben. Los labios verbalizan nuestro agravio contra Di-s y las personas y también controlan lo que decimos y cómo decimos lo que debemos.
Por cierto, no es de extrañarse que el etrog que simboliza al corazón era el fruto del Árbol del Conocimiento, ya que la Torá llama al corazón ‘morada del conocimiento’, como en las expresiones: binat ha’lev y jajam lev.

La costumbre de rodear la bimá, las hakafot, tiene varios significados. En el plano más simple, viene a recordarnos las vueltas que se daban alrededor del altar en el Templo Sagrado. Un círculo también simboliza todo lo eterno e infinito, a diferencia de una línea, que tiene un principio y un fin. Al realizar las hakafot en forma circular con el Séfer Torá en Simjat Torá, estamos indicando que la Torá es eterna e infinita. De manera similar, la costumbre (Ashkenazí) que la novia da vueltas alrededor del novio bajo la jupá, simboliza una relación y amor infinitos entre marido y mujer; ella siempre estará allí para él, y él no fijará su mirada sino en ella. De hecho, las hakafot en Sucot también hacen alusión a nuestra relación permanente con nuestro “Novio”, Quien siempre está allí para salvarnos y traer la redención.

Tanto si necesitamos que Di-s envíe lluvias (sobre lo cual rezamos al sostener las Cuatro Especies que requieren una gran cantidad de agua para crecer) o que nos ayude a volver en teshuvá, Él está allí para nosotros, eternamente. Él nunca nos falla. Nunca se dirige a otras naciones en búsqueda de otra “novia”. Y, nosotros, rodeamos el Séfer Torá para proclamar que nos gustaría del mismo modo seguir cumpliendo todas sus mitzvot durante todo el año.                .
Nuestros Sabios nos dicen también que al reunir las Cuatro Especies, indicamos la unión subyacente de las cuatro clases de Judíos que existen: Aquellos que estudian la Torá, pero no poseen mitzvot y se asemejan al lulav, que tiene sabor (los dátiles), mas no fragancia. Los hadasim tienen fragancia, pero carecen de sabor, paralelo a quienes cumplen mitzvot, pero no estudian Torá. Las aravot carecen de aroma y sabor, como quienes no cumplen las mitzvot y no estudian Torá. El etrog, que tiene aroma y sabor, representa a aquellos que estudian la Torá y también cumplen los mandamientos. Aunque una persona adquiera el más hermoso etrog, lulav y hadasim, si no posee las humildes aravot, no puede cumplir con la mitzvá; las cuatro especies son necesarias para completar la mitzvá. Del mismo modo, el Pueblo Judío se compone de las cuatro clases de Judíos, y no podemos prescindir de ninguno de ellos.

La felicidad que la Torá nos ordena lograr específicamente en la festividad de Sucot sólo puede conseguirse mediante la unión de nuestro Pueblo. Esta es la felicidad de Simjat Bet HaShoevá. Y esta es la razón por la cual la Haftará de Shabat Jol HaMoed acerca de la Redención Final es tan apropiada. Si tan sólo seríamos conscientes de cuánto nos necesitamos uno al otro, seríamos capaces de acercar la Redención Final.

 

 

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