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PREPARÁNDONOS PARA ROSH HASHANÁ

Cierta vez escuché una conversación que se me vuelve a la mente todos los años alrededor de esta fecha. Se trataba del hijo pequeño de un rabino que soñaba con ser rico y le preguntó a un hombre pudiente, concurrente de la sinagoga de su padre: “¿cómo puedo hacerme rico?”. A lo que el hombre le respondió: “Demora solamente un día al año, pero debes hacerlo bien. Rosh Hashaná es el día en que Di-s decide cuánto dinero ganarás durante el año. Todo lo que poseo lo gane en ese día, mientras me encontraba en la sinagoga”.                      .

Tanto el niño como yo quedamos estupefactos de esta declaración tan heroica, especialmente al provenir de alguien que gana varios millones por año. Aun así, me di cuenta de que el hombre no se refería sólo al “trabajo” de Rosh HaShaná, sino también a todos los preparativos para llegar a ese día. Al llegar a Rosh Hashaná, él ya estaba listo para un nuevo año de Servicio a Di-s en un nivel mucho más superior.                 .

En los días del mes de Elul, todos declaran querer cambiar y mejorarse. Recientemente alguien me comentó que un buen artículo o discurso de Elul es uno después del cual la persona siente que su vida ha cambiado. ¡Yo no estoy de acuerdo! Esta forma de definir un cambio es equivalente a la de quien sale de una sesión de ‘Control de peso’ y declara que bajó 20 kilos en una hora. La gente normalmente no logra cambios en un abrir y cerrar de ojos. Un discurso inspirador de Elul realmente puede despertar el deseo de cambiar o proponer un nuevo plan de mejora, pero de ahí a cambiar, es algo totalmente diferente.                  .

Los cambios asustan, porque implican una lucha; implican reconocer que mi forma actual de  pensar, sentir o percibir es errónea. Significan apegarse diariamente a la nueva decisión que me llevó tan sólo unos minutos en tomar. Todo esto lleva tiempo, algo así como cuarenta días, entonces: ¡Bienvenido a Elul!                     .

Al acercarse Rosh HaShaná, nos suele envolver una lamentable sensación de que “no estamos listos todavía para el ‘nuevo yo’ que nos gustaría ser este nuevo año”. Esto nos puede hacer sentir la necesidad de realizar cambios enormes, algo así como un gol que atraviesa toda la cancha o un tiro a larga distancia… Cuando estamos cortos de tiempo, quizás tratamos de sintetizar el proceso de la teshuvá, obviando algunos pasos fundamentales para el cambio.                    .

Venciendo al enemigo interior                         .
En la batalla real, al planificar un ataque, los generales toman en cuenta que ciertas estrategias funcionan y otras no. Por ejemplo, si las fuerzas aéreas sobrevuelan alto por encima del enemigo, sin duda serán identificadas y derribadas. Empero, si los aviones vuelan a poca altura, serán más difíciles de detectar y estarán en mejor posición para vencer al enemigo. Del mismo modo, cuando tratamos de hacer grandes cambios, las tendencias negativas que ya tenemos incorporadas lo ven como un ataque y se preparan para contrarrestarlo. Mas al tratarse de un pequeño cambio, no lo perciben como un ataque e incluso logran acostumbrarse al cambio.                   .

Este enfoque lo encontramos implícito en la famosa parábola del Midrash que trata el concepto de la teshuvá y la torpeza de quienes temen huir de sus hábitos pecaminosos (Kohélet Rabá 7): Un grupo de ladrones encarcelados comenzó a excavar en pasaje secreto, hasta que logró encontrar una vía de escape. Todos huyeron, excepto uno de los ladrones que se quedó en la prisión. Al llegar el guardia para la inspección diaria y ver que todos menos uno huyeron, le dio al rezagado una paliza, gritándole: “¡Necio! ¿Cómo dejaste pasar la oportunidad de huir y salvar tu vida?”.

Podríamos preguntarnos: ¿Por qué el Midrash compara la teshuvá a la excavación de una vía de escape secreta? ¿Por qué no la asemeja a la ruptura de una puerta, al forcejeo de una cerradura o a algo menos comprometedor?               .

La respuesta es que la teshuvá verdadera no consiste de un ataque frontal contra nuestro comportamiento en el pasado, sino más bien, es un procedimiento paso a paso. Debemos llevarlo a cabo con paciencia, excavando nuestras prioridades y creencias negativas. Esto es teshuvá. Esto es un cambio. Nada de atajos o puertas de acceso directo.

El hecho de tener mucho trabajo por delante para este Elul no nos debe desanimar. El Mabit en su obra Bet Elokim (Shaar HaTeshuvá, cap. 12) respalda esta idea, indicando que hay una gran diferencia entre la mitzvá de teshuvá y las demás mitzvot. Tomemos, por ejemplo, la mitzvá de tzitzit: Colocando hilos sólo en tres extremos de la vestimenta en lugar de cuatro, no estamos cumpliendo la mitzvá, ni siquiera tres cuartos de ella. En cambio, si logramos tan sólo uno de los 24 pasos de la teshuvá enunciados por Rabenu Ioná en el Shaaré Teshuvá, cumplimos una parte de la mitzvá. No es “todo o nada”.                                .

Rabí Israel Salanter, en el Or Israel (carta 8), propone otra ayuda importante para nuestro trabajo en Elul. Él comienza citando al Rambam: “Todos tenemos méritos y pecados. Una persona con mayoría de méritos es un tzadik y una con mayoría de pecados es un rashá (malvado). Esta escala de medida no va de acuerdo al número de méritos o pecados; existen algunos pecados muy graves que pocos de ellos superan un gran número de méritos y, asimismo, méritos grandes que superan a un número mucho mayor de pecados. El balanceo se lleva a cabo únicamente en el Juzgado Divino, y sólo Di-s conoce el peso de cada mérito y pecado”. (Hiljot Teshuvá, capítulo 3)               .

Si bien el Rambam no nos dice cómo medir nuestros méritos y pecados, Rabí Israel nos señala un parámetro que ayuda a saber el peso aproximado de una mitzvá o pecado: según cuánto nos cuesta cumplirla o abstenernos de él. El mismo pecado se considera mucho más “pesado” si hubiera sido fácil abstenerse de él y una misma mitzvá se considera “más pesada” si fue difícil de cumplir. De modo que Rabí Israel escribe que, si la persona es capaz de encontrar los pecados que le son más fáciles de abstenerse de ellos y hacer teshuvá, esto le puede ayudar significativamente a aminorar el lado de los pecados en la balanza.

Este es un dato muy útil al prepararnos para el Día del Juicio. Significa, por ejemplo, que si nos cuesta mucho dejar totalmente de hablar lashón hará, podemos al menos contenernos cuando nos es fácil. Si no logramos sentarnos a estudiar Torá cuando es difícil, al menos estudiaremos Torá sin interrupción cuando nos es más fácil o al tratarse de temas de mayor interés para nosotros. Si no logramos controlar el enojo cada vez que nos provocan, tal vez podamos descontar aquellas veces que sí somos capaces de lograr un mínimo auto-control.

Y estemos seguros de que si comenzamos por lo que nos es fácil, entonces lo más difícil se acercará a nuestro alcance.

 

AGRADECIMIENTO – LA LLAVE PARA UNA VIDA FELIZ

 

¿Qué hace un Judío al ser bendecido con una nueva cosecha? Así como lo describe la parashá de esta semana, trae los primeros frutos, los Bikurim, al Bet HaMikdash y pronuncia sobre ellos un vidui especial. El propósito de esta mitzvá es declarar que uno está agradecido por todo lo bueno que Di-s le dio. Este es también el motivo por el que la declaración se denomina vidui, un término que generalmente significa confesión; puesto que el vidui sobre los primeros frutos es una confesión de gratitud. Todo este procedimiento se llevaba a cabo con una ceremonia muy pomposa que consistía de un desfile con canastas elegantes y toros decorados en oro. El vidui mismo era recitado en voz alta.

Esta no es la única ocasión donde la Torá nos exige demostrar agradecimiento (hakarat hatov). Las personas sabias comprenden que la diferencia entre la felicidad y el descontento generalmente no dependen del dinero, el placer, el honor, o algo similar, sino por el contrario, las personas felices son felices porque saben apreciar lo que han recibido. Si la taza aparenta estar medio vacía, saben que en realidad está también medio llena. Aun si casi no tienen dinero, honor, o placer, se sienten agradecidos a Di-s por el sol que sale cada mañana. Esto por sí solo ya puede llenar el corazón de felicidad. Y, además de los beneficios que la persona obtiene de esta percepción del mundo, todo Judío está obligado a agradecerle diariamente a Di-s por el sol que brilla, en las oraciones matutinas: ברכת יוצר אור. De hecho, esta es la bendición más larga de toda la plegaria. Y aunque mucha gente estaría más agradecida a Di-s por haberse ganado la lotería, se trata de un grave error.

Si nos tomamos un momento para pensar qué es lo más necesario para nuestra supervivencia, quizás tengamos tendencia a enumerar el dinero, la asistencia, la familia, amigos, casa, coche, teléfono celular, etc. Sin embargo, el Jovot Halevavot nos ayuda a ver que estamos muy equivocados. Él hace la siguiente observación: Aquello que más necesitamos, el Todopoderoso nos proporcionó en abundancia y a un precio muy barato; a pesar de la gran demanda. Lo que realmente más necesitamos es el aire, es por ello que Di-s Se aseguró de que el aire sea gratis y esté accesible en forma gratuita. Le sigue en importancia el agua; no es para sorprenderse que el agua sea el segundo elemento que más abunda en el planeta. En tercer lugar está la comida; también disponible en abundancia… Con sólo pensar en la inmensidad de la ayuda Divina, ya deberíamos sentir agradecimiento (y recordar lo mucho que Lo necesitamos a Él).                     .

¿Por qué a veces la gente trata de evitar el sentir agradecimiento? La respuesta es que la sensación de agradecimiento genera una obligación; la obligación de reconocer que no somos omnipotentes, la obligación de estar agradecidos a Di-s y obedecer Sus órdenes.                   .

Una forma de incrementar nuestro aprecio y agradecimiento a Di-s es viéndonos a nosotros mismos como huéspedes en Su mundo. Respecto de los huéspedes, el Talmud dice: ¿Cuál es la diferencia entre un buen invitado y uno malo? Un buen invitado dice: “Todo lo que el anfitrión hizo fue para hacerme sentir cómodo”. El invitado malo dice: “Todo lo que el anfitrión hizo fue por su propia necesidad, y de paso me sirvió también a mí” (Berajot 58b). En nuestras manos está decidir qué clase de huéspedes queremos ser en este mundo; la clase de invitados buenos que dicen: “Hoy Di-s hizo brillar el sol para mí” o la clase mala que dice: “Di-s de todos modos hubiera hecho brillar el sol, de casualidad yo también estoy aquí”.
Uno de mis maestros solía decir que al despertar por la mañana y agradecer a Di-s por abrirnos los ojos (en la bendición (פוקח עוורים, debemos tener presente también el agradecimiento a Di-s por la creación de la luz y todos los beneficios que obtenemos de ella. ¡Incluso podemos agradecer a Di-s por desarrollar la mente humana para poder inventar los anteojos! De hecho, los anteojos posando justo delante de nuestros ojos nos pueden servir como recordatorio de todas estas bondades. Aparentemente, incluso Moshé Rabenu fijó para sí mismo un recordatorio constante de las bondades de Di-s para con él: Esto lo vemos en su renuencia a aceptar la solicitud Divina de sacar al Pueblo de la esclavitud egipcia. En esta oportunidad, Moshé hizo hincapié en que su tartamudeo le impediría llevar a cabo la misión eficazmente. Podemos preguntarnos, entonces, ¿por qué no le pidió a Di-s que le curara el tartamudeo? La explicación parece ser que Moshé no quería olvidar nunca su gratitud a Di-s por haberle salvado la vida cuando el Faraón lo puso a prueba en su infancia. El Midrash nos relata que cuando Moshé era un bebé, creciendo en el palacio del Faraón, fueron acercados delante de él un plato con oro y otro con brasas. De haberse tentado por el oro, se habría demostrado lo observado por los astrólogos que Moshé habría de ser el redentor del Pueblo de Israel, con lo cual el Faraón lo hubiera condenado a muerte. Sin embargo, Di-s le salvó la vida enviando un ángel que le empujó su pequeña mano para alcanzar a las brasas. El bebé Moshé agarró las brasas e instintivamente se las llevó a la boca, resultando así su tartamudeo permanente. Moshé prefería conservar este tartamudeo para siempre recordar el milagro y continuar su gratitud a Di-s por ello. Quizás este alto nivel de agradecimiento de Moshé es el motivo por el cual fue elegido para ser nuestro líder.

Un Judío verdadero                .     
Todo Judío comienza su día con las palabras מודה אני. El vocablo מודה tiene dos connotaciones: confesión y agradecimiento. Estos dos conceptos están muy ligados entre sí y se reflejan en la palabra hebrea ‘Iehudí – judío’. Cuanto más reconocemos y agradecemos a Di-s por todo lo que hace por nosotros, somos considerados mejores judíos(iehudim).

Esta idea se aplica también al agradecimiento hacia los demás seres humanos. El Midrash dice: כל הכופר בטובתו של חברו לבסוף כופר בטובתו של מקום (quien niega la bondad de un compañero, finalmente niega la bondad de Di-s). Personas que son ingratas frente a la bondad recibida de otros, nunca serán felices, pues tampoco sienten agradecimiento por las bondades recibidas de Di-s. Sólo la gratitud y el aprecio pueden hacer fliz a una persona a lo largo de toda su vida.                 .

 

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