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 Rezar histéricamente


 El Talmud en el Tratado de Berajot (24b) declara: quien levanta la voz al rezar es considerado carente de fe en Di-s. Rashí expone un motivo muy simple para esta declaración: Si Di-s se encuentra en todas partes, ¿para qué esta persona necesita levantar la voz? ¿Acaso Di-s no escucha también sus susurros? Al gritar durante las plegarias, es como si la persona mostraría que duda de la Omnipresencia Divina y de la capacidad de Di-s de oír el más mínimo susurro.

El Rebe the Kotzk formula una pregunta que no cualquiera podría preguntar: Si para despertar sus sentimientos y concentración durante las plegarias esta persona “inventó” el método de levantar la voz, ¿qué tiene de malo? ¿Por qué es considerado מקטני אמונה, falto de fe, al hacerlo?

Y responde que este es un método incorrecto, pues cuando uno ya está rezando, no es momento para tratar de lograr la concentración. ¡Uno debe encender el “modo plegarias” antes de comenzar a rezar! Entonces, al llegar a las plegarias desconcentrado, uno muestra que no cree realmente que sus plegarias son cruciales y que de ellas depende todo. Pues si lo creería, todo su enfoque sería distinto. Es más, la persona incluso debería rezar a Di-s antes de comenzar sus plegarias, para que le ayude a concentrarse correctamente. Y este es el objetivo de lo escrito en el Tratado de Berajot 30b: חסידים הראשונים היו שוהין שעה א’ ומתפללים כדי שיכוונו לבם לאביהם שבשמים – Los antiguos piadosos solían detenerse una hora antes de rezar, para lograr concentrarse durante las plegarias en el Padre del Cielo. El Rebe de Kotzk señala que debería estar escrito שוהין שעה א’ ואחר כך מתפללים, es decir, se detenían una hora y luego rezaban. De lo cual podemos deducir que en aquella “hora de espera” previa a las plegarias solían rezar y pedir a Di-s que les ayudara a obtener concentración en las plegarias.

En la Parashá de esta semana encontramos distintas terminologías con respecto a los rezos de la Nación Judía en la cúspide de su sufrimiento en Egipto: ויהי בימים הרבים ההם וימת מלך מצרים ויאנחו בני ישראל מן העבודה ויזעקו ותעל שועתם אל האלוקים מן העבודה (ב’ כג’)… ויאמר ה’ ראה ראיתי את עני עמי אשר במצרים ואת צעקתם שמעתי… (ג’, ז’) Y ocurrió en aquellos numerosos días, que le rey de Egipto murió y los judíos gimieron por el trabajo, y gritaron, y su clamor llegó a Di-s desde su esclavitud… Y dijo Di-s, he visto el sufrimiento de Mi pueblo en Egipto y he oído sus gritos.

El Zohar declara que esta clase de plegaria, זעקה, clamor, es una plegaria que jamás queda desatendida. Rabí Shimshon Pinkus describe esta clase de plegaria como un rezo histérico. Cuando una persona se pone histérica por algo que necesita, cuando clama a Di-s con una histeria genuina, su plegaria es la más poderosa que existe. El motivo por el cual esta plegaria se llama זעקה, es porque es un rezo proveniente del dolor y la comprensión que clamar a Di-s es la única alternativa. Y agrega el Rav Pinkus que la única razón por la cual no solemos rezar con “plegarias histéricas” es porque no comprendemos cuán grande es el riesgo en aquello que pedimos. Si nos dirigiríamos a las plegarias conscientes de que no estamos pidiendo simplemente el “pan y agua” para alimentarnos, sino que esto incluye también el no sufrir del estado mental y la tensión que padecen las personas necesitadas… Si al rezar por “paz” tendríamos en mente las terribles peleas que acontecen en algunas familias, peores que cualquier guerra; estaríamos histéricos, porque comprenderíamos qué es lo que está en juego. Cuando pedimos por nuestros hijos que crezcan en el camino de la Torá; estamos rezando por nuestro propio futuro. Si seríamos conscientes de la importancia de nuestro pedido, las plegarias se verían completamente distintas. Serían mucho más puras. Partirían de lo más profundo del corazón, y sin duda serían respondidas.

Al visitar a un enfermo en Shabat, se debe decir שבת היא מלזעוק ורפואה קרובה לבוא (Shabat 12b) Es Shabat y nos debemos abstener de clamar, y la cura está pronta a llegar. Se dice en nombre del Rebe de Kotzk que cuando la persona tiene un motivo para clamar y quiere gritar pero no puede; este es el grito más fuerte que hay. Y por eso, abstenerse de “clamar” en Shabat es tan grande y acerca la cura. Pues “gritar” no es necesariamente algo de mucho ruido. El clamor es el más profundo sentimiento del alma que se expresa mediante las lágrimas. Si tan sólo rezaríamos de esta forma…

 


 

Actores

 

Tras el fallecimiento del Rav de Brisk, cuando Rabí Jaim Shmuelevitz se dispuso a elogiarlo, lo único que le salió fueron lágrimas, las palabras simplemente se negaban a brotar. Él dijo que al relatar acerca de las obras de la persona, mayormente el público obtiene una imagen de quién era el difunto. Sin embargo, al hablar acerca del Rav, las historias no alcanzarían para describir su grandeza. Y pasó a explicarlo de siguiente modo:

Nuestros Sabios nos cuentan que cuando Miriam estuvo leprosa en el desierto, toda la Nación Judía se detuvo para esperarla durante siete días hasta que se purificara; como recompensa por algo que hizo en la Parashá de esta semana: Miriam era una niña de seis años de edad y se quedó esperando por un par de horas para ver que le ocurriría a su pequeño hermano Moshé cuando fue colocado dentro de la canasta en el Nilo. A simple vista, un pequeño gesto que muchos hubiéramos hecho. También en Abraham avinu vemos que fue enormemente recompensado con milagros para sus descendientes por su forma de recibir huéspedes. Y aun si desde entonces muchas otras personas también recibieron huéspedes y de niños se ocuparon o esperaron a ver qué ocurría con sus pequeños hermanos, nadie fue tan generosamente recompensado como Abraham y Miriam, ¿por qué esta diferencia?

La respuesta es que aquí no se mira solamente la acción realizada, sino la persona que está detrás de ella. El acto de bondad de Abraham y el interés mostrado por Miriam eran diferentes a acciones similares realizadas por otros. No por la cantidad ni por la calidad; sino por el individuo que las realizó. Uno no puede obtener una imagen del Rav de Brisk con sólo oír historias sobre él o sobre su proceder. Porque las acciones no describen al Rav, sino que el Rav describe sus acciones.

Es un poco difícil explicar este concepto, aunque no creo que sea difícil de entender. Si, por ejemplo, alguien trataría de imitar las acciones del Rav de Brisk, sería muy gracioso; pues lo especial en sus acciones era el toque de sus sentimientos y perspectiva de la vida. Un acto exterior, sin la intención correspondiente, sin encontrarse en el mismo nivel de carácter que la persona a quien uno imita, es simplemente una imitación graciosa – un mono.

La misma acción puede ser llevada a cabo por dos personas distintas, pero el significado de la acción lo determina, en gran medida, el tipo de persona que la lleva a cabo. Cuando vemos una foto del Rav Eliashiv encendiendo la Janukiá, decimos ¡Guau, el Rav Eliashiv encendiendo la Janukiá! Aun así, cuando vemos a cualquier anciano con barba blanca y atuendo rabínico encender la Janukiá, no nos sale una expresión de asombro. ¿Por qué? La diferencia está en la persona que realiza la acción; por ejemplo, si un amigo te golpea sin querer, no te cuesta perdonarlo. Pero si quien te golpea es alguien con quien no mantienes buenas relaciones, tu irritación no demorará en llegar.

Ahora sí, ¿en qué nos puede ser útil toda esta información? Cada persona puede decidir qué quiere ser y, entonces, todo lo que hace toma otro tono de luz. Si uno decide que quiere ser una persona para quien el dinero, fama, felicidad, formación de una familia, etc., no son la mayor prioridad en la vida, sino la santificación del Nombre de Di-s; entonces cuando lo vemos salir a trabajar, vemos un Éved Hashem (sirviente de Di-s) yendo a trabajar. Cuando lo vemos llevar al hijo a la escuela, vemos al sirviente de Rey llevando a su hijo a la escuela. La persona describe la acción.

Existen tres deseos permanentes en la mente de la persona, tanto si es consciente de ellos o no: ¿Qué quiero ser? ¿Qué quiero poseer? ¿Qué quiero hacer? Uno puede pensar que lo que hace, es decir su empleo, es lo que él es; es peluquero, es abogado o es doctor. Sin embargo, en realidad no es así. La persona puede decidir quién quiere ser: una persona amable, tranquila, condescendiente, sirviente de Di-s… Una vez que toma esta decisión, se convierte en eso. Este es uno de los aspectos más maravillosos de la mente subconsciente; pues la mente subconsciente no discierne entre la realidad y la simulación. Si, por ejemplo, una persona finge estar alegre, imitando con sus músculos faciales las expresiones de una persona alegre; entonces estará alegre hasta que pare de fingir. Esto generalmente ocurre cuando vuelven a aparecer pensamientos funestos y se olvida de fingir estar alegre y expresar una fisionomía alegre. Y entonces, otra vez se pone triste.

Esta es una herramienta sumamente poderosa, porque muchas veces la persona puede estar contenta con lo que hace o con lo que posee, pero dice que no es lo que quiere ser. Un peluquero puede ser peluquero porque eso es lo que le gusta hacer; disfruta de la sensación de una tijera cortando pelo y de mejorar la apariencia de sus clientes; pero no es necesariamente lo que quiere ser. Quizás prefiera ser médico. Una persona así tiene deseos contradictorios que le provocan una constante carencia de paz interior.

Curiosamente, ¿qué pasaría si por un día entero fingirías ser una persona para quien el único éxito en la vida es servir a Di-s y santificar Su Nombre? Quizás entonces te conviertas, al menos por un día, en un verdadero sirviente de Di-s; y todo lo que hagas adquirirá un significado completamente distinto.

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