spanish ROSH HASHANAH

24 horas en “Macy´s”


De regreso del jardín de infantes, mi hija de cinco años me cantó una poesía. La canción trataba sobre una madre que vio un lindo vestido para su hija en la vidriera de una tienda. 50 % de descuento. Durante diez días pasó por la tienda, recordándose una y otra vez a sí misma que debía encontrar unos minutos para entrar a comprarlo. Cuando por fin se hizo unos minutos para entrar a la tienda, pidió el vestido. “Lamento, pero la oferta se ha acabado”. “¡Señor! Estaba yo tan ocupada, que no tenía tiempo siquiera para entrar…”. “Lamento señora, pero la oferta caducó”.

Era una מציאה, una buena oportunidad y oferta, pero se le escapó por entre los dedos. Le dio mucha pena, el vestido le hubiera quedado muy bonito a su hija… Y entonces mi hija continuó cantando דרשו ה’ בהמצאוbuscad a Di-s cuando está al alcance – esto se refiere a volver en teshuvá durante los aséret iemé teshuvá, desde el comienzo de Rosh Hashaná hasta el final de Iom Kipur. Las palabras de la canción me dejaron una gran lección. Cuando Di-s está al alcance equivale a un momento en que podemos acercarnos a Di-s a “mitad de precio”. Podemos arrepentirnos y volver en teshuvá a mitad de precio. Es una מציאה, una oferta. Durante todo el año es posible volver en teshuvá, pero el procedimiento es más largo. Durante estos diez días se lleva a cabo una liquidación total: lo único que se requiere de nosotros es buscar (o salir de compras, para este caso). Buscad a Di-s. ¿Cómo se lleva esto a cabo? ¿Cómo se busca a Di-s? Para eso necesitamos buscar un tiempo. Un tiempo para recluirnos y estar a solas con nuestro corazón. Un tiempo para repasar y revisar nuestra agenda diaria tan llena y ver qué se puede cambiar para ayudarnos a mejorar aunque sea un poco y optimizar nuestra calidad de vida.

¿Por qué en el poema infantil de mi hija se denominaba esto una oferta? Pues durante todo el año la teshuvá implica un cambio de conducta, convertirse en una persona diferente. Ahora la teshuvá está a mitad de precio pues lo único que necesitamos hacer es decidir que queremos ser mejores, que queremos acercarnos a Di-s. Y entonces Di-s lo considera como si hicimos un cambio en la práctica, como si ya hemos mejorado. Justo a tiempo para el Juicio.

Esto me recuerda un episodio que me hace reír cada vez que lo recalco. Como oriundos americanos viviendo en Israel, nos es difícil encontrar ropa de buena calidad, a gusto y buen precio; de modo que cuando estuvimos de visita en los Estados Unidos para la boda de mi hermano, decidimos con mi esposa dedicar un tiempo para hacer compras. El día de la boda fuimos a Macy´s, una tienda muy grande y a nuestro gusto. Varios artículos estaban de oferta y el ahorro era importante. Aun así, no estábamos seguros de si realmente necesitábamos todo lo que habíamos escogido, pero debíamos regresar a tiempo para las fotos y teníamos poco tiempo para decidirlo. Es difícil tomar decisiones bajo presión de tiempo, de modo que le pregunté al fresco y recién entrenado cajero si me podía dejar a un lado algunos de los artículos y reservárnoslos por dos o tres días. Este inmediatamente llamó al gerente y le pasó mi pregunta. “Señor, la política de la tienda es reservar la mercadería máximo por 24 horas”, fue la respuesta recibida. Eran las 12 del mediodía y yo sabía que no estaríamos de regreso al otro día de la boda en este mismo horario. Medio en broma, le pregunté al cajero: “¿las 24 horas comienzan ahora o recién al final del día laboral?”. Sólo quería ver si existía alguna forma de reservar por algunas horas más las prendas que mi esposa había seleccionado con tanto esmero. Nuevamente, el cajero llamó al gerente. “Las 24 horas comienzan en este momento”, llegó la respuesta. Y entonces, con un poco de frustración y tratando de levantar los ánimos a pesar de todo, le pregunté como pensando en voz alta: “Señor, ¿quizás podemos dividir las 24 horas; algunas hoy hasta la noche, otras mañana y así extendernos hasta la próxima semana? Quizás de este modo alcancemos a regresar…”. Pero él se lo tomó en serio. Levantó el teléfono y volvió a llamar al gerente: “un hombre aquí quiere saber si puede reservar unas prendas por algunas horas hoy y algunas horas mañana o quizás la semana próxima. ¿Su pedido entra dentro de nuestra política para la reserva de mercadería en las tiendas Macy´s?”. Parecía como si le tomaría al gerente 24 horas entenderlo. Yo por mi parte abandoné la tienda, dejando detrás al cajero novato seriamente tratando de explicarle su pregunta al gerente. Seguramente habrá pensado que por su bien le convenía conocer la política de reserva de mercadería de la tienda, no sea que algún otro quisiera desmenuzar las 24 horas en diferentes días…

Estos diez días de teshuvá que poseemos, contienen 240 horas = 14.400 minutos = 864.000 segundos. Eso es todo. No es posible dejarlas en suspenso o de reserva. No es posible aprovechar sólo un poco de hoy y otro poco de mañana, para dejar otro tanto hasta dentro de un mes. Así es la política de la tienda; así son las órdenes del Gerente. Está en tus manos aprovecharlas o perderlas y dejarlas pasar.

La gente pierde horas buscando ropa de marca y buena calidad, pero en oferta. Para la “oferta” de teshuvá esta semana, no necesitas derrochar ni tiempo ni dinero para llegar hasta la tienda; cargando gasoil y abonando por el estacionamiento. Ni siquiera necesitas tener Internet o tarjeta de crédito. Simplemente, detente aquí nomás en una silla, en un rincón silencioso y apartado. Lejos del Internet, el Amazon, eBay o cualquier otra cosa que roba la atención de tantas personas por infinitas horas. Saca un papel y un lápiz y comienza a escribir todo aquello que creas poder mejorar y corregir este año que entra. Y entonces sí, obtendrás el 50% de descuento. Tus ganancias ya son acreditadas en tu Cuenta Bancaria Celestial y obtienes una mejor calidad de vida. Delivery en el acto…        

 

.    El significado de la teshuvá 


Para indicar cuándo un pecador es considerado un verdadero Baal Teshuvá, el Talmud nos da un ejemplo: Si se abstiene de pecar por segunda vez cuando se encuentra con la misma mujer en el mismo lugar y hora que pecó en el pasado (Iomá 86b ).

Esta es una prueba bastante sorprendente. ¿Realmente un Baal Teshuvá necesita volver al mismo lugar y a la misma tentación para poder probar su sinceridad? Más desconcertante aún es la mención del Talmud de volver al momento del pecado. ¿Cómo es posible lograrlo?

El Klí Iakar nos ayuda a entender las palabras de los Sabios, desviándonos a dos versículos claves de la parashá de esta semana: “Pues esta mitzvá no está en los cielos… ni del otro lado del mar, como para decir: ‘¿Quién nos cruzará el mar y nos la acercará para que podamos cumplirla?’ Por el contrario, está muy cerca de ti, en tu boca y tu corazón para poder llevarla a cabo” (Devarim 30:12-13). En otras palabras, uno no debe abstenerse de hacer teshuvá, por miedo a no poder superar las pruebas que tendrá por delante. Ni tampoco necesita viajar al extremo más remoto del mundo, a la situación del pecado anterior, para demostrar que no volverá a pecar. Por el contrario, el lugar del pecado es el corazón. Un intenso arrepentimiento puede devolver a la persona al lugar y al momento del pecado, para poder desarraigarlo. La pena y el remordimiento positivo pueden cambiar al corazón. Pueden transformar los fracasos del pasado en lecciones para el presente y el futuro. Un cambio de percepción por parte del Baal Teshuvá puede finalmente resultar en un cambio de comportamiento y personalidad. Y esa es la forma en que somos juzgados en Rosh Hashaná; Di-s mira la situación actual y su posible resultado en un cambio positivo para el futuro. Lo que sucedió en el pasado no determina el veredicto final, sino que el punto decisivo al encontrarnos ante el Juez Supremo en Rosh Hashaná, es nuestra personalidad y nuestra “re-programación” del corazón.

Encontramos un precedente a este enfoque en la respuesta de Di-s a las plegarias de Ishmael, cuando él y su madre Hagar parecían haberse quedado sin agua en el desierto. Cuando Ishmael se sintió a punto de morir de sed, elevó sus ojos a Di-s y clamó por misericordia. Di-s estaba por crear un manantial de agua, pero los ángeles trataron de intervenir, diciendo: ¿Cómo puedes darle agua al joven cuyos futuros descendientes matarán a Tus hijos de sed? Di-s les respondió: En este momento, ¿qué es Ishmael, un tzadik o un rashá? ¡Ahora es Tzadik! Él ha de ser juzgado según lo que es ahora –                    באשר הוא שם”    – ¿Por qué así? Pues la esencia de la persona es lo que está en su mente y corazón en el momento actual.    .

Esta idea nos puede ayudar a entender una curiosa solicitud que le hacemos a Di-s numerosas veces durante los Días Solemnes:כתבנו בספר צדיקים וחסידים  – inscríbenos en el Libro de los Justos y Piadosos. La pregunta es obvia: si somos justos, no necesitamos pedir. Si no lo somos, entonces ¿por qué imploramos a Di-s que nos inscriba en un Libro donde no pertenecemos? ¿Cómo se explica este pedido?

Rabí Moshé Jaim Luzatto explica cómo funciona el proceso de la teshuváCuando el pensamiento de placer y deseo se arranca del pecado, el pecado mismo se borra y se anula (Mesilat Iesharim, capítulo 4). El pecado es generado por un pensamiento perverso. Cuando afrontamos las motivaciones internas y negativas, mental y emocionalmente, Di-s está dispuesto a vernos como personas diferentes. A pesar de haber pecado durante todo el año, los pensamientos sinceros de arrepentimiento nos permiten presentarnos delante de Di-s en Rosh Hashaná y decir: “Ahora reconozco que todo el placer obtenido de los pecados no es sino una pena. No quiero reincidir en esos actos. No soy el “yo” pecador de ayer ni el “yo” de mañana, donde quizás fracase en otra prueba. Ahora mismo soy una mejor persona; el “yo” que realmente quiero ser“.        .

Hay un midrash que nos puede ayudar a convertirnos en esa persona que realmente queremos ser (Midrash Aséret HaDibrot en לא תגזול). Cierta vez acudieron al rey Salomón tres comerciantes que sospechaban uno del otro de haberse apropiado de las ganancias de su exitoso viaje de negocios. El rey Salomón respondió que estaría listo para juzgar el caso recién al día siguiente. Cuando los tres comerciantes regresaron al día siguiente, el rey les comentó acerca de una consulta enviada por el emperador romano sobre un niño y una niña que se habían comprometido a casar al alcanzar la edad indicada. Entre ellos estipularon que en caso que uno decidiera casarse con otra persona, primero debería pedirle permiso al otro. El tiempo pasó, y la joven encontró a un hombre propicio con quien quería casarse. Fiel a su palabra, llevó a su novio a la casa del hombre con quien se habían comprometido a casar, para obtener su permiso. El hombre aceptó amablemente la decisión de la mujer y se negó a recibir el hermoso presente de oro y piedras preciosas que el novio había traído para apaciguarlo. Con gran sinceridad le deseó a la joven pareja una vida feliz. Desgraciadamente, en el camino de regreso la pareja fue capturada por una banda de ladrones despiadados. El botín fue repartido entre ellos y la joven muchacha fue llevada al líder de la banda. Ella le suplicó que escuchara su historia. Por algún motivo, el jefe de los ladrones decidió apiadarse y devolvió a la novia a su novio, junto con todo el oro y las piedras preciosas.

El rey Salomón se dirigió a los tres mercaderes, pidiéndoles que le ayudaran a resolver la pregunta enviada por el emperador: ¿Cuál de los tres actuó más noblemente: la mujer que cumplió la promesa de su juventud, el hombre que dio permiso para que se casara con otro e incluso se negó a recibir el ostentoso presente, o el jefe de los ladrones que podría haberse quedado con el dinero y la novia, de no haberlo dominado la sensación de piedad?

Cada uno expresó una opinión diferente, pero el rey Salomón ordenó atar y azotar al que elogió al jefe de los ladrones, aclarando que si este elogió al ladrón que no tenía ningún derecho legal sobre la novia o sus posesiones, ¡entonces seguramente él mismo habría de ser un ladrón! Por supuesto, el hombre luego confesó.       .

El rey Salomón así lo transmitió en el libro de los Proverbios: “…la persona es aquello que alaba” (Mishlé 27:21). Si alabamos las buenas acciones, entonces eso es lo que somos. Si pedimos ser inscritos en el Libro de los Justos, significa que realmente queremos ser justos. Y si somos sinceros, Di-s también nos considerará como tal.        .יהי רצון .כן    .


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En memoria de Shmuel ben Rachel Hakohen A”H

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