behar behukotay 2013 spanish
El comentario del Shelá
El Shelá Hakadosh escribe sobre Shavuot algo que nos deja a todos mucho lo que pensar. En primer lugar, él señala que a pesar de ser un día de inmensa alegría por haber recibido la Torá; el día de Shavuot también es un tiempo de juicio. Un juicio sobre el esfuerzo, cantidad y calidad que invertimos en el estudio de la Torá durante todo el año. Este es uno de los motivos por los cuales nos quedamos despiertos estudiando toda la noche; para manifestar en este día de juicio que realmente reconocemos la importancia de estudiar Torá aun de noche.
En el Midrash, Rabí Pinjás dice en nombre de Rabí Jilkia: הקובע עתים לתורה מיפר תורה שנאמר עת לעשות לה’ הפרו תורתך – quien destina un tiempo para el estudio de la Torá anula la Torá, como dice el versículo “un tiempo de hacer para Di-s (literalmente, pero en este contexto indica el destinar un tiempo para el estudio), han anulado Tu Torá”. El Shelá pregunta cómo esto es posible, si sabemos que al llegar a la Corte Celestial, la primer pregunta que le formulan a la persona es si destinó un tiempo para el estudio de la Torá: קבעת עתים לתורה?. Entonces, ¿Por qué el Midrash dice que quien destina un tiempo para el estudio está anulando la Torá?
A lo cual contesta que quien no está ocupado trabajando o en comercio, es decir, que dedica su vida al estudio de la Torá, está obligado a estudiar día y noche, sin interrumpir un segundo excepto para cubrir sus necesidades de rezos, alimento y sueño. Una persona así, que programa su día con tres horas de estudio por la mañana, tres por la tarde y una hora y media de noche, sin pensar en el estudio durante el resto del día; está anulando la Torá. Alguien así, todo el día debería estar estudiando: כי בתורת ה’ חפצו ובתורתו יהגה יומם ולילה – En la Torá de Di-s está su deseo, y en ella medita día y noche. Siempre debe estar pensando en el estudio. El principio de tener momentos fijos para el estudio, lo que se denomina קובע עיתים לתורה, se reserva sólo para quienes trabajan. Ellos deben, al menos, destinar un tiempo fijo para el estudio de la Torá. Y es por ello que se lo llama קובע עיתים en plural, y no קובע עת; implicando que no alcanza con destinar un solo bloque de una hora y media para el estudio; sino que se debe encontrar más sesiones de estudio en cualquier instante disponible. Sea en el auto, camino al trabajo, con su mujer en la cena y en cualquier otra situación que puede aprovechar. ¡Para esto sería bueno conseguir un “coach” de organización!
Es interesante ver cómo en nuestras vidas estamos siempre ocupados con asuntos importantes y urgentes; mientras que las cosas importantes pero no urgentes quedan siempre pendientes y sin realizar. No importa cuán importante sea un asunto, si no es urgente, termina mayormente ignorado. Incluidos en este grupo de importantes pero no urgentes están nuestras relaciones cercanas, salud y forma, organización y por último pero no por eso menos importante, la fijación de momentos para el estudio de la Torá. Si tan sólo encontraríamos en nuestras agendas un tiempo para todas estas cosas, estaríamos añadiendo calidad a nuestras vidas.
De joven, mientras estudiaba en la Ieshivá, yo me había propuesto esta meta: pensar siempre en el estudio, no importa dónde esté. Un muchacho más grande y amigo mío, me recomendó desistir de esta meta tan irrealista e inalcanzable, pues según él podía “volverme loco”. Recién ahora me doy cuenta de cuán equivocado él estaba. Las palabras והגית בו יומם ולילה – pensarás en eso de día y de noche, no le ordenan al muchacho que estudia que debe constantemente esforzarse en pensar en las partes difíciles del Talmud y así perder la concentración necesaria para sus responsabilidades diarias. Sino que le ordenan pensar en cualquier parte de la Torá que pueda; sea una idea sobre la parashá, un pensamiento de musar, o una historia del Tanaj. Esto no es sólo una mitzvá, sino también una usanza sumamente práctica. Me he dado cuenta de que cuando me encuentro tensionado o a punto de enojarme, puedo superar ambas situaciones si tengo otra cosa en qué concentrarme. Así es que pienso en lo estudiado aquel día y, como por arte de magia, logro conservar la calma.
Existe un único método para encontrar un tiempo para estudiar: apuntarlo no sólo como importante, sino también como urgente. Quédate despierto toda la noche si es necesario o hazlo como primera cosa en el día. Pues esta es la única forma de lograrlo, y de lo contrario, significa…
Mi vecino tiene un amigo jasid con quien estudió varias veces todo el Tratado de Shabat con Tosfot y ambos saben la Guemará perfectamente. Este joven jasid me había caído en gracia y cada vez que venía a lo de mi vecino para pasar Shabat, disfrutaba de quedarme a conversar con él. En cierta ocasión, le pregunté a mi vecino en qué andaba su amigo el jasid, es decir, qué estaba estudiando. Su respuesta me dejó perplejo: se había ido a trabajar de pintor. Siempre creí que este hombre que tanto disfrutaba del estudio seguiría siempre estudiando. Al comentárselo a mi vecino, su respuesta me dejó boquiabierto. “El jasid necesitaba parnasá y buscó un empleo que no lo expusiera a escenas inmodestas y, por cuanto ama tanto el estudio, buscó la posibilidad de poder también pensar en el estudio mientras trabaja. Acaba de festejar un sium sobre el Tratado de Beitzá; lo estudió cinco veces sin siquiera abrirlo una vez. Todo el día, mientras pinta, escucha por los auriculares una clase sobre el Daf Iomí… se sabe todo Beitzá de memoria…”.
Pintar es un empleo en el cual uno puede pensar mientras trabaja. Varios sabios de la Mishná y la Guemará tenían empleos que les permitían pensar en el estudio mientras trabajaban: Rabí Iojanán era zapatero y Rabí Itzjak Nafja herrero. Algunos tratan de estudiar entre las horas de trabajo; ellos trabajaban mientras estudiaban. ועתה כתבו לכם את השירה הזאת, la Torá es llamada “un cántico” pues así como mientras uno baja las escaleras puede cantar una melodía; lo mismo rige con respecto a la Torá. Bajando las escaleras, en el auto, y donde sea que la vida te lleve…
Sobre los estudiantes de… Torá
אם בחוקותי תלכו… ונתתי גשמיכם בעתם… Si habréis de seguir Mis estatutos… os proveeré de lluvias en el momento apropiado… Rashí explica que este versículo nos enseña a esforzarnos por el estudio de la Torá (שתהיו עמלים בתורה). De hecho, el Jazón Ish señala (ק”א ח”א ס י”ב) que todas las bendiciones mencionadas en los versículos siguientes se reservan para quien se esmera por el estudio de la Torá. Este concepto, denominado en hebreo “amal baTorá“, es, como veremos a continuación, mucho más que un esfuerzo intelectual.
Una señal de quien realmente cumple el mandamiento de amal haTorá es la inmersión completa en el estudio de la Torá. Es posible verlo en un bet midrash serio, donde los estudiantes en parejas expresan su opinión en alta voz, sin molestarle esto a sus compañeros de banco. Comparémoslo a una biblioteca en el mundo secular, donde es sabido que la gente necesita silencio para poder concentrarse.
Esta es sólo una de las diferencias entre el enfoque hacia el estudio en una Ieshivá y en cualquier otro lugar. De hecho, varios estudiantes de Ieshivá ni siquiera son conscientes de estas diferencias tan significantes, tomándolas por obvias. Hace algunos años atrás, un profesor israelí no religioso visitó la Ieshivá de Mir en Jerusalén, que alberga casi 6.000 estudiantes, y recalcó las diferencias que notó:
– El estudiante de Torá estudia y explica su punto de vista utilizando las manos.
– Frecuentemente se balancea mientras estudia.
– Mayormente estudia en pareja.
– Para preguntar, se levanta y se acerca al maestro. Por respeto, generalmente permanece de pie mientras que el maestro se queda sentado. A diferencia de una sala de estudio secular, donde el alumno generalmente levanta la mano y el maestro trata su pregunta mientras el alumno permanece sentado.
– En el estudio talmúdico, se espera del estudiante una concentración de varias horas, a veces incluso cuatro horas y media. A diferencia del sistema de estudio secular, donde el lapso de una clase no supera la hora.
– Las salas de estudio en las Ieshivot son sumamente ruidosas, lo cual no parece molestar a nadie. En lugar de estudiar con una lectura visual, lo hacen verbalizando la lectura, lo cual retrasa considerablemente el ritmo de la lectura.
– Comúnmente se utiliza el formato de pregunta y respuesta.
-En el bet midrash no se permite el uso de teléfonos celulares.
Después de considerar estas diferencias, el profesor llegó a la conclusión que el estudio en el bet midrash de una Ieshivá es el mejor en el aspecto educativo. “Educativo” proviene del vocablo latino “educor” – extraer. Eso es exactamente lo que hace el estudio en una Ieshivá. Expliquémoslo:
Al ser cuestionado por el maestro, el alumno extrae la respuesta de su propia mente y por sus propios medios, lo cual es en gran medida superior a recibir toda la información de boca del maestro. La verdadera educación consiste en llegar a las conclusiones por medio de una orientación externa, lo cual provee resultados mucho mejores que los de un estudiante responsable simplemente de absorber información. Al estudiar en parejas, se espera de los estudiantes que verbalicen sus deducciones y las expresen con sus propias palabras al transmitirlas. Al estudiar en parejas, cada estudiante estimula el intelecto de su compañero, maximizando los resultados.
Verbalizar la información y las ideas con entusiasmo (aun si a veces es artificial) ayuda a concentrarse y a memorizar por más tiempo. Las investigaciones han demostrado que los estudiantes absorben mejor la información en aulas ruidosas que en silenciosas. La técnica comúnmente utilizada de comenzar en un tono de voz bajo, alzándolo gradualmente, aporta al entusiasmo del oyente para la información y las ideas que están siendo tratadas.
El balanceo durante el estudio afecta al calor corporal y ayuda a la circulación de la sangre, enviando oxígeno al cerebro, lo cual contribuye a la concentración y la claridad de pensamiento. El ritmo del balanceo también realza la concentración. Por eso es más efectivo estudiar de pie o caminando. (¡No es para sorprenderse, que la teoría de la relatividad fue concebida al caminar!) Los movimientos del cuerpo mantienen la mente despierta y enérgica y aportan entusiasmo al estudio.
Si bien las observaciones de este profesor dicen mucho, hay muchas cosas que no pudo haber notado. Detrás de la escena, la primera decisión que el verdadero estudiante de Ieshivá debe tomar es en qué nivel de su escala de valores desea que el estudio de la Torá se encuentre. Para un estudiante juicioso, una buena fuente para la forma correcta de estudiar Torá se encuentra al final del Pirké Avot (6:5), donde se enumeran las 48 técnicas necesarias para tener éxito en la adquisición de la Torá. Todas las bendiciones que se merece la persona que se esfuerza por el estudio de la Torá, se deben al estudio mediante estos 48 “modos”. Primera en la lista está la persistencia. Lo vemos claramente en la caracterización de una correcta sesión de estudio que propone el Jafetz Jaim: el estudio de Torá debe ser ininterrumpido, a menos que surja algo que necesita de la atención inmediata y específica del estudiante (Mishná Berurá, Shaar Hatziún 250:9). El ejemplo ideal de un estudio continuo (aparte de Moshé Rabenu) fue el de Rabí Akiva.
Rajel, la esposa, incentivó a Rabí Akiva a maximizar su potencial estudiando Torá lejos de su hogar durante doce años consecutivos. Rabí Akiva creció así y se convirtió en Rosh Ieshivá de 12.000 alumnos. Al completarse los 12 años, Rabí Akiva regresó a su hogar con sus discípulos, expresando sin cesar la gratitud que sentía por su esposa. Todo nuestro estudio es gracias a ella, les dijo. Antes de entrar a su casa, oyó por casualidad cómo su esposa le comentaba a una amiga que si fuera por ella, estaría dispuesta a que su marido se fuera a estudiar por doce años más. Al escuchar esto, Rabí Akiva regresó a su Ieshivá para completar el total de 24 años de estudio de Torá ininterrumpido. (Ketuvot 63b)
Rav Jaim Shmuelevitz sugiere una pregunta obvia: ¿por qué Rabí Akiva no entró a su casa para tomar un té con su esposa antes de regresar a la Ieshivá por doce años más? Su respuesta es legendaria: ¡en este contexto, doce más doce no es igual a veinticuatro!
Aun así, la pregunta prevalece. Si Rabí Akiva ya se había ido de la Ieshivá para regresar a su casa, ¿acaso la continuidad no había sido interrumpida ya?
La respuesta a esta pregunta nos provee una importante regla en el estudio. Siempre que Rabí Akiva estaba haciendo lo que la Torá esperaba de él – como volver a su hogar para cumplir sus obligaciones – seguía el mismo flujo continuo de estudio de Torá, al vivir de acuerdo a sus enseñanzas. Sin embargo, al oír que su esposa decía que prefería que estudie doce años más, entonces entrando a su casa por razones propias, interrumpía el lapso de 24 años seguidos.
Cualquier cosa que interrumpe la continuidad, como ser el uso de teléfonos celulares, es una brecha en el espíritu de una sesión de estudio ideal. Recuerdo una aplicación más sutil de este principio tan importante: en una Ieshivá donde estudié, no había vasos para beber al lado de la fuente de agua. A fin de brindar a mis compañeros una comodidad para beber, organicé un “fondo de vasos”. Sin embargo, cuando el Rosh Ieshivá se enteró, se me acercó con la propuesta de donar la cantidad total de vasos necesaria. Su objetivo era que la Ieshivá siga siendo un lugar donde no se hace nada más que estudiar – ni siquiera prestar vasos.
Especialmente durante esta época del año – el período de Sefirat Haomer – debemos tener presente que el verdadero enfoque sobre el estudio de la Torá se remonta hasta la entrega de la Torá y la construcción del Mishkán. El Baal Haturim escribe que los dos Kerubim enfrentados encima del Arca Sagrada simbolizan (entre otras cosas) dos personas estudiando en pareja, preguntando y respondiéndose mutuamente (Shemot 25:18). Es más, el entorno en que recibimos la Torá en el Monte Sinaí – con truenos, relámpagos y fuego – nos indica cómo debe ser transmitida a través de las generaciones. En la práctica esto significa que toda clase de entusiasmo o “fuego” que puede ser inculcado en el estudio de la Torá es esencial para revivir el momento de su entrega. La unión y la responsabilidad mutua, así como todos los 48 requerimientos enumerados en el Pirké Avot, son indispensables para el estudio de la Torá; pues también ellos fueron cruciales al aceptar la Torá en el Monte Sinaí (כאיש אחד בלב אחד). Así es como recibimos la Torá, y solamente en su forma original puede ser transmitida. Estas cualidades son tan importantes, que todos los 24.000 alumnos de Rabí Akiva murieron por no poseerlas en el nivel que se esperaba de ellos. Es por ello que, a pesar de su nivel de estudio superior, no se les permitió ser los transmisores de la Torá para las generaciones futuras.
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Shabbat Shalom, Yosef Farhi